El lehendakari, Patxi López, dejó claro ayer cuál considera el objetivo prioritario de los pactos poselectorales: impedir que Bildu acceda a posiciones de gobierno desde las que pueda «paralizar» el país.
Tal cree que sería el efecto que tendría dejar en manos de la coalición soberanista el liderazgo institucional de Guipúzcoa. El temor proviene no solo del futuro que les esperaría a los proyectos estratégicos de ese territorio, sino del papel que adquirirían los radicales abertzales en el conjunto del entramado institucional del país, incluyendo órganos tan sensibles como el Consejo Vasco de Finanzas o el Órgano de Coordinación Tributaria.
«Cualquier acuerdo que suponga darles responsabilidad institucional [a Bildu] supondría la paralización de Euskadi cosa que de ninguna manera nos podemos permitir nadie», advirtió López en una rueda de prensa en Bilbao. «Sería un error de bulto contra el país», añadió. En sentido contrario, los pactos que se alcancen deben buscar «la reactivación económica, creación de empleo y convivencia democrática». «El Gobierno lo que quiere es colaborar en esa dirección con todas las instituciones y los gobiernos que surjan de estas elecciones», añadió en su condición de lehendakari, y «espera responsabilidad institucional y colaboración para unir esfuerzos para avanzar en esos objetivos de país».
López se mostró explícito en el emplazamiento al PNV: el partido de Iñigo Urkullu debe dejar claro si su apuesta es «por el país, por su avance y modernización» o por el interés de sus propias siglas, en referencia a la eventualidad de que los peneuvistas pretendan auparse en alguna institución con el apoyo de los radicales. Su aclaración es la única que falta, una vez que el PP ha explicitado ya la suya. A los peneuvistas les atribuyó además la responsabilidad de hacer los primeros movimientos, dada su posición.
El PSE ni siquiera acudirá a la ronda de conversaciones que Bildu ya ha anunciado en Guipúzcoa, dio a entender. «De momento no tenemos nada de qué hablar», sostuvo.
López compareció en la sede de su partido en Bilbao, en su condición de secretario general, para comentar los resultados del 22-M. Fueron «malos» admitió sin paños calientes. Su explicación radica en el desafecto de la base electoral socialista por encontrarse pagando una crisis cuyos auténticos culpables «se van de rositas o incluso obtienen beneficios de ella», dijo. El segundo factor ha sido Bildu, que ha hecho perder en términos relativos a todos los demás partidos. «A todos», recalcó. López no cree que esos malos resultados sean extrapolables a las elecciones autonómicas. Y resaltó que su pacto con el PP muestra idéntica fortaleza que antes del pasado domingo.
En relación con los pactos que necesariamente tendrán que alcanzarse para estabilizar Ayuntamientos y Diputaciones, el líder socialista no descendió a detalles, pero avanzó que serán «muy diferentes y muy plurales y diversos», según territorios y municipios. El PSE está abierto al acuerdo con todos los partidos, con la excepción de Bildu.
El pacto que mantienen socialistas y populares para sostener a su Gobierno no tiene por qué condicionar ni a unos ni a otros en esta etapa de negociaciones, consideró, pese a que al menos en Álava el voto socialista sí estará condicionado por los intereses y aspiraciones del PP y es obvio que existe una relación entre su satisfacción y la continuidad del pacto.
En el ámbito interno, López desveló la parte más importante de su intervención el lunes en la reunión de la Ejecutiva: será esta y no las direcciones provinciales la que decida sobre todos los pactos. Si bien estos serán «plurales en las diferentes instituciones, todos serán acordados de forma global por la Comisión Ejecutiva de Euskadi», aclaró. «También en esto [en los pactos] somos tres territorios, pero un solo país», abundó, al igual que había hecho ante los dirigentes del partido la víspera, en un claro intento de neutralizar tentaciones territoriales. El Comité Nacional, máximo órgano entre congresos, se reunirá el 1 de junio.
EL PAÍS, 26/5/2011