TONIA ETXARRI, EL CORREO 23/01/13
· Cuando los partidos se ven en apuros y empiezan a hablar de generosidad (del otro) o de altura de miras (del mismo) ya podemos extender la toalla de la decepción y sentarnos sobre ella. Y empezar a darnos cuenta de que cada vez que desde la opinión publica se les emplaza a que pacten y sellen alianzas estables como el remedio urgente para los grandes males, se está perdiendo el tiempo. El Partido Popular, que sigue apagando el fuego desde que el escándalo Barcenas le estallara en plena sede de Génova gracias al celo profesional de la justicia, no ha tenido mucho éxito con sus propuestas para salir del atolladero.
Es el primer partido que se somete a una auditoría externa de sus cuentas, y esa medida, a pesar de generar el escepticismo esperado en las filas socialistas, supone un paso adelante. Y ya que ni el presidente Rajoy ni Dolores de Cospedal se atreven a pedir directamente a su extesorero que demuestre la existencia de los sobresueldos y que facilite los nombres de los receptores, quizás los auditores externos hagan ese trabajo «limpio». Pero no están las cosas para proponer un pacto nacional sobre la corrupción, como pretendía el presidente Rajoy, teniendo en cuenta que los tres partidos más importantes del Congreso de los Diputados –PSOE, CIU y PP– se han visto perjudicados por las redes de desalmados, amigos de la apropiación del dinero público. Ni tampoco están los tiempos para investigaciones parlamentarias que, como sabemos todos los que hemos seguido unas cuantas, no sirven para nada más que para lanzarse los dardos unos a otros sin resoluciones claras.
Basta recordar sólo tres casos, Ibercoop, el 11-M y la de los falsos ERE en el Parlamento andaluz, para recomendar al PSOE que dirija sus dardos hacia la Justicia, si lo prefiere. El ministro Montoro saldrá mañana a que le ‘rompan’ la cara en el hemiciclo, pero no basta. Es Mariano Rajoy quien debe dar cuenta, y a petición propia. El presidente vuelve a perder una oportunidad para reaccionar a tiempo, al menos a la hora de comparecer ante sus señorías. Se tomará una semanita para aclarar si la amnistía fiscal para los evasores de capital benefició a Bárcenas.
En Euskadi, las negociaciones ‘in extremis’ que han venido manteniendo el PNV y el PP durante las últimas horas, para facilitar los presupuestos de Bizkaia no han dado un resultado tan brillante como se esperaba. El Diputado general de Álava, Javier de Andrés, que comenzó planteando un ultimátum al PNV cuando le dejó en la estacada de su prórroga presupuestaria, ahora se conforma con que, al menos, el alcalde de Vitoria cuente con la ayuda del PNV para aprobar sus cuentas y, en su caso, exista un compromiso de los jelkides para «facilitar la estabilidad» de la legislatura que le evite tener que enfrentarse a mociones de censura. El ayuntamiento de Vitoria representa el 85% de la población alavesa. Cierto. Pero no es la Diputación. El territorio histórico ha tenido que prorrogar sus presupuestos porque el PNV así lo propició. A cambio, en Bizkaia el PNV tendrá luz verde para sus presupuestos si el PP se abstiene. Un cambalache muy desigual, teniendo en cuenta cómo empezó esta partida.
TONIA ETXARRI, EL CORREO 23/01/13