EL MUNDO – 03/12/14
· El líder de ERC exige ante el ‘president’ un adelanto electoral y propone varias candidaturas.
Oriol Junqueras se dio ayer su primer baño de masas. Ante más de 2.000 personas, el líder de Esquerra Republicana replicó al discurso de la semana pasada de Artur Mas. Con el presidente de la Generalitat en primera fila, lanzó duras críticas a CiU –aunque sin citar en ningún momento a la federación nacionalista– y dejó muy claro que se opone a la lista electoral unitaria que promueven sus hasta ahora socios.
El aspecto del Palau de Congresos de Barcelona no tenía nada que envidiar al del Fórum, que la semana pasada acogió la conferencia de Mas. La escenografía era importante: el president y Junqueras compiten por el liderazgo del independentismo y en la zona vip convivieron dirigentes de casi todos los partidos políticos, representantes empresariales y sindicales y las omnipresentes líderes soberanistas Carme Forcadell (ANC) y Muriel Casals (Òmnium Cultural).
Pero, pese a las coincidencias, el presidente de ERC se esforzó desde el principio en diferenciar su hoja de ruta hacia la independencia de la de Mas. Para empezar, Junqueras habló durante muchos minutos de problemas sociales –más concretamente, de cómo la falta de soberanía agudiza, en su opinión, esos problemas–, un asunto que el líder de CiU obvió la semana pasada.
En seguida reclamó también a Mas que convoque elecciones anticipadas. Lo hizo hasta en media docena de ocasiones durante su discurso, ante la incomodidad del president, que la semana pasada condicionó el adelanto a que se produzca como él quiere: con una candidatura unitaria entre Convergència y Esquerra, única fórmula que, según él, serviría para confirmar, en caso de victoria, la mayoría independentista.
Pero Junqueras fue muy claro en ese punto. «Hay que trabajar una propuesta que incluya a mucha más gente», dijo en referencia a los ciudadanos que no están dispuestos a olvidar el eje izquierda-derecha en unas elecciones para votar la candidatura «de país» que defiende Convergència.
A la idea de la lista única independentista, Junqueras contrapuso varias candidaturas a modo de «paraguas» –la de CiU, la de ERC, la de la CUP– que permitan expresar también la pluralidad ideológica. «Sería una traición que dejásemos la bandera de la justicia social, de la igualdad de oportunidades, de la lucha contra la corrupción, en manos de los que no quieren la independencia de nuestro país», llegó a decir.
El líder de ERC también expuso otro argumento que circula en las últimas semanas en círculos republicanos para oponerse al plan de Mas: una lista única podría dejarse varios escaños por el camino. Por eso, propuso «maximizar los votos independentistas», para que «ningún independentista se sienta excluido».
¿Cómo se conjuga la coincidencia de objetivos de los partidos soberanistas con esta diversidad de la que habla Junqueras? El líder de ERC puso sobre la mesa cinco ideas. La primera, que las diversas candidaturas compartan al menos una parte de su nombre: «Candidatura por la independencia de estos de aquí, de los de allí y de los de más allá», propuso a modo de ejemplo.
Las siguientes son que pacten un punto común en el programa referente a la independencia; que esas candidaturas celebren un acto electoral conjunto; que en todas las listas haya un porcentaje de independientes «relevantes en ámbitos como el económico o social»; y que, si se produce una victoria electoral independentista, se forme un Govern «de unidad nacional».
Este eventual Ejecutivo, y aquí radica otra de las diferencias con la propuesta de Mas, no se dedicaría a negociar con Madrid, sino que actuaría «inmediatamente» como si Cataluña fuera un Estado independiente. «Pensar que estas estructuras se pueden hacer en el marco legal del Estado español es imposible», afirmó.
«El Govern deberá impulsar una ley de transitoriedad jurídica, que explique que el marco legal español sigue vigente mientras va siendo sustituido por un marco legal del nuevo país. No habrá un vacío legal. Habrá que hacer una ley de Hacienda pública, una ley para desarrollar la seguridad social, que son estructuras del todo indispensables», desgranó, para diferenciarse de la poca concreción convergente.
También se apartó de Mas cuando rechazó la idea del presidente de la Generalitat de que un referéndum valide todo el proceso de secesión en 2016: «Si las elecciones deben servir para hacer la independencia, para ejercerla, el referéndum no puede ser para ratificar la independencia, sino para ratificar la Constitución. No hace falta que nosotros mismos nos obliguemos a ratificarla varias veces, no lo ha hecho ningún país del mundo». Esta reflexión, como todas las que suponían ataques a Mas, fue intensamente jaleada por el auditorio.
Pero, sobre todo, quiso alejarse de CiU con respecto a la corrupción. Pese a que Esquerra propició el lunes que Mas no tenga que comparecer en la comisión parlamentaria del caso Pujol, Junqueras no tuvo ayer misericordia. «Mucha gente, yo mismo, cree que la independencia es inseparable de un compromiso no sólo con un país más justo [ésta fue una expresión que Mas usó textualmente la semana pasada], sino con un país que sea del todo limpio. La lucha contra la corrupción debe ser uno de los nervios del nuevo país», afirmó entre grandes aplausos.
La corrupción de CiU –la conocida y la que Esquerra teme que quede por conocer– es uno de los principales escollos para fraguar una lista independentista unitaria. Junqueras usó ayer ese argumento también para afrontar otra de sus obsesiones: la necesidad de que los castellanohablantes, incluso los que se sienten españoles, puedan votar a favor de la secesión por cuestiones sociales.
«El dinero de los corruptos, que se deja de ingresar, también es el dinero de las escuelas de nuestros hijos. Si nadie evadiese, ¿cuánto dinero nos ahorraríamos en forma de impuestos? Tenemos que poder hablar siempre de ello», aseguró.
CiU se ha comprometido a dar una respuesta a Junqueras a partir de mañana. Con Unió incitándole a terminar la legislatura para ganar tiempo, el president comprobó anoche in situ qué lejos está Esquerra de aceptar sus condiciones para adelantar las elecciones.
EL MUNDO – 03/12/14