EL MUNDO 27/12/12
El próximo 12 de enero ocupará la vacante dejada por Urkullu al frente del partido
El sillón está vacío por primera vez. Por poco tiempo. El próximo 12 de enero el PNV lo habrá ocupado tras menos de un mes de vacante y dirección colegiada. El nuevo líder jeltzale será Andoni Ortuzar (Abanto y Ciervena, 1962), un dirigente cuya trayectoria dentro de la formación parece estar ligada a la del hoy lehendakari, Iñigo Urkullu, al que ya sustituyó al frente del Bizkai Buru Batzar cuando éste accedió a la presidencia del EBB a finales de 2007.
Cuando Ortuzar acepte la responsabilidad de ponerse al frente del primer partido del País Vasco tendrá una tarea bien distinta a la que afrontó Urkullu cuando sustituyó a Josu Jon Imaz. Si éste abordó una profunda reforma interna, un cambio radical de la organización y del modelo de partido, a quien pronto cogerá el testigo le espera una función más de puertas afuera, de apoyo y acompañamiento al nuevo Gobierno vasco.
Ortuzar encontrará ordenada la casa, renovadas sus estructuras, actualizado su mensaje y su imagen. La vuelta al poder sitúa al partido que deberá gobernar como una muleta imprescindible en la que el débil Gobierno vasco tendrá que apoyarse. Un soporte fundamentalmente dirigido a recomponer puentes de diálogo e interlocución con el entramado institucional y político vasco.
En apenas dos años los militantes han afrontado no sólo dos citas para designar candidatos, -primero en las municipales y después en las autonómicas-, sino también un complejo proceso de renovación de su EBB y de sus ejecutivas territoriales, con un cambio de caras y discursos, y con procesos en algún caso convulsos.
Ahora, el encargo que se le hace a Ortuzar será el de contribuir a la reconstrucción de relaciones rotas. La primera urgencia en este sentido pasa por el PSE. Sólo con él y con EH Bildu logra la mayoría absoluta de la que está necesitado.