Juan Carlos Viloria-El Correo

  • La purga del secretario general del PSOE de Madrid abre una batalla despiadada en la Comunidad

La sucesión en la jefatura del socialismo madrileño, que en veinticuatro horas ha anulado a su legítimo titular, Juan Lobato, y entronizado al diletante Oscar López, tiene todos los ingredientes de una serie para Netflix. El bueno de Juan Lobato, perfil amable, futuro prometedor, imagen de socialismo 2.0 se desayunaba una mañana de finales de noviembre con una portada del ABC desvelando su visita a un notario, para dar fe registral de que él no había participado en la revelación de los secretos fiscales del novio de su adversaria política (Isabel Díaz Ayuso la mala de la serie).

La presidenta de la Comunidad, que ha triturado a todos los aspirantes que le han intentado disputar el trono, es el patito feo que se convirtió en cisne. Cuando Pablo Casado la eligió para encabezar a lista de la Comunidad a las elecciones de la primavera de 2019 nadie daba un duro por ella ni por su compañero de ticket al Ayuntamiento, José Luis Martínez Almeida. En el mundillo de la izquierda eran : «Ida» y «carapolla».

Cuatro años después ambos disfrutan del apoyo de la mayoría absoluta en sus respectivas instituciones. Y, las encuestas de intención de voto, no apuntan precisamente a la baja. Al contrario, la implosión del «caso Errejón» neutraliza las mínimas opciones de Sumar y desvanece cualquier expectativa de un bloque de izquierda que pudiera reverdecer aquellos tiempos de Manuela Carmena. Juan Lobato, intentó plantar cara al aparato de Moncloa-Ferraz, que ya le había señalado con el peor apelativo que te puede caer en un partido político: el traidor. Pero la resistencia duró menos que los veinte primeros minutos del capítulo de una serie.

Lobato pretendía librarse de las garras de la justicia que investiga la filtración y difusión desde la Fiscalía y desde la sede del PSOE, de datos confidenciales del acompañante de la presienta de la Comunidad. Pero no calculó que caía en las garras de los suyos. Se confirmaba el dicho de que: Hay adversarios, enemigos, y compañeros de partido. Los estrategas y Sánchez siempre preocupados por la herida madrileña que sangra diariamente, han calculado que puede ser el momento de impedir que el desmoronamiento a su izquierda perpetúe las mayorías absolutas del PP y ha optado por un cambio de guión.

Se acabó la esgrima educada de Lobato. Llega un ‘killer’. López es un experto en la provocación, el titular llamativo y el ataque personal. No se trata tanto de ganar elecciones. La cosa no va por ahí. Se trata de buscar un desgaste mediático de Ayuso que equilibre el desgaste de Sánchez por los escándalos de la cátedra de su esposa. En la cuneta queda Lobato. Me recuerda aquella serie (‘Barón Noir’) en que un socialista quiere vengarse de sus compañeros que arruinaron su carrera y sepultaron su candidatura electoral. Al final gana el presidente.