- Europa avanza. Hacia la pérdida de sentido, en su caso judeocristiano y grecolatino
Comprenderé que algunos lectores no me crean. Pero no todo el mundo lee El Debate, a mucha gente todavía se la engaña soltando en una misma frase «empoderar» y «resiliente». Del mismo modo que a nosotros esos términos nos provocan, ya un inicio de descomposición con correntía, ya una furia ciega que solo calma la poesía mística castellana, al vulgo esas palabras mágicas lo sumen en una muelle y pasajera nube de algodón dulce, y se dicen: «¡Yo siempre con el ‘pogreso’!» Para los que aún no me crean, pues viven en la fantasía de que todo el mundo razona y reacciona como un sapiens sapiens, la frase viene en la página oficial del Gobierno de España. Como fuere, de cara a empoderarnos para que la democracia sea más resiliente, Urtasun ha actuado por fin. Le avalan su negativa a condenar el pogromo del 7 de octubre, su fobia a la tauromaquia y su disposición a trocear el Museo del Prado (quizá como sanción por exhibir tantas violaciones, según denunció el crítico de arte de Lo País).
Europa avanza. Hacia la pérdida de sentido, en su caso judeocristiano y grecolatino. El personal no sabe qué significan las doce estrellas, lo omiten desde la Wikipedia hasta la mismísima web oficial de la UE: «Las estrellas representan los ideales de unidad, solidaridad y armonía entre los pueblos de Europa» –afirma. Primero, si no va la libertad por delante, no quiero listas. Segundo, la UE miente: las doce estrellas representan el halo de la Virgen María según su diseñador, que se inspiró en Apocalipsis 12: «Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol. Con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas». Toma empoderamiento.