- La paz no se basa en el desarme unilateral, sino en la disuasión del enemigo
El sueño de Putin es que no exista la OTAN, y en su defecto, que sus miembros discutan, sus gobiernos estén divididos y la opinión pública occidental en su contra. De ahí que los agentes del dictador ruso desestabilicen países de la Alianza Atlántica alentando el separatismo en Cataluña, por ejemplo, o contando con la movilización callejera de las izquierdas.
Es ahí donde entra Podemos, un atajo de activistas incapaces de gestionar nada, y menos su coherencia, que aplaude las dictaduras pero vive muy bien en una democracia que desprecian, pagada por una sociedad a la que quieren corregir. La esperpéntica manifestación que han protagonizado este domingo, con 2.000 personas coreando eslóganes viejunos y putinescos, es una demostración de lo que son hoy: nada.
La formación populista de izquierdas juega un papel en el tablero geoestratégico de Putin como los partidos comunistas lo tenían en la época de la URSS. En la manifestación del domingo no hubo ni un solo grito contra el dictador ruso. Nadie le llamó “genocida”, ni siquiera “belicista”. Todos los insultos fueron para la OTAN, cuyo paraguas protege las libertades de estos podemitas para decir chorradas.
O como los que sostuvieron que EEUU recibió el 11-S lo que sembró en el Tercer Mundo. Ahora resulta que el culpable de la invasión de Ucrania no es Putin ni la Rusia que lo consiente, sino la OTAN
Los podemitas son como aquellos miembros del Parlamento sueco que nominaron a Neville Chamberlain para el nobel de la paz en 1939. O como los que decían que la Alemania nazi era expansionista por culpa del Reino Unido y de Francia. O como los que sostuvieron que EEUU recibió el 11-S lo que sembró en el Tercer Mundo. Ahora resulta que el culpable de la invasión de Ucrania no es Putin ni la Rusia que lo consiente, sino la OTAN.
Es una autoinculpación ridícula: Podemos forma parte de un Gobierno de un país de la OTAN que supuestamente propició esa invasión. En esta toma de conciencia lo digno sería dimitir, pero no lo harán porque de qué van a vivir todos estos de la izquierda pija. ¿Alguien cree que un abogado de media tabla, como Enrique Santiago, puede permitirse un enorme ático de un millón de euros en Chamberí? ¿O que Irene Montero, sin profesión, puede conservar una mansión en Galapagar? Pues eso.
Todos estos podemitas, además, han estado repitiendo la otra parte del discurso propagandístico de Putin: Ucrania es un país fascista que ha cometido un genocidio con la población rusófona. Así, el Congreso de los Diputados habría recibido con aplausos a uno de los líderes del fascismo, Zelenski, y además el Ejecutivo habría armado a este facha para cometer sus crímenes racistas.
La OTAN es un instrumento de coacción para la expansión del neoliberalismo, del capitalismo salvaje patriarcal y contaminante, que promueve guerras y manipula mentes
Pensando estas majaderías, ¿cómo es posible que los podemitas sigan en el Gobierno o en el Congreso? Una persona de principios es coherente, y los podemitas no lo son. Su discurso forma parte de un tradicional engañabobos. En cuanto los podemitas abren el pico sueltan todos los tópicos del comunismo internacional: la OTAN es un instrumento de coacción para la expansión del neoliberalismo, del capitalismo salvaje patriarcal y contaminante, que promueve guerras y manipula mentes.
Este tipo de argumento conspiranoico es muy similar a los utilizados por los totalitarismos del siglo XX: los enemigos son culpables porque no son perfectos. Ya sabemos que la democracia liberal no es perfecta. De hecho, está Podemos en el Gobierno de España. No solo eso, sino que vemos como opciones totalitarias de pasado golpista o sangriento, como ERC y Bildu, son el apoyo de un PSOE que ganó las elecciones.
La propaganda de las dictaduras
También conocemos que la OTAN no es un club de recreo veraniego, sino que juega en el orden internacional frente al terrorismo islamista y dictaduras como Rusia, China, Corea del Norte o Cuba, esos cuatro países que tanto gustan a nuestros izquierdistas. La existencia de fallos en la democracia, la UE o la OTAN no las descalifica, sino que las humaniza al mostrarlas imperfectas, algo ajeno a la propaganda de las dictaduras donde todo es perfecto.
Sé que esto es difícil de digerir para un feligrés de izquierdas, pero la paz no se basa en el desarme unilateral, sino en la disuasión del enemigo. La existencia de la OTAN y su ampliación son necesarias para evitar la guerra. La entrada de Suecia y Finlandia en la Alianza, o mejorar la relación con Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda son cuestiones básicas para detener las ambiciones de Rusia y China. Lo bueno es que la población occidental lo sabe, quiere la OTAN, y rechaza por mayoría aplastante el esperpento de Podemos.