ABC 20/09/16
· El PNV presenta su plan para la consulta, con «7 pasos», aunque sin «vías de ruptura»
Arnaldo Otegui azuzó ayer al lendakari y candidato del PNV, Iñigo Urkullu, para reeditar en el País Vasco un gobierno tripartito con PNV, Bildu y Podemos que ya ensayan en Navarra. El líder de la vieja Batasuna, que ha cumplido condena por terrorismo y está inhabilitado para presentarse a las urnas, elevó la presión sobre el PNV, recordándole que no sería la primera vez, por lo que no sirven «excusas». «Habrá alguno que dirá: Este es un proyecto imposible… ¡Pero si es el gobierno que está gobernando en Navarra!», dijo, avivando el fantasma de una confluencia de los tres partidos que defienden la celebración de una consulta soberanista en el País Vasco.
El ofrecimiento, envenenado, es rechazado por un PNV que, escarmentado tras el fracaso del «plan Ibarretxe» y su salida del poder por primera vez, en 2009, ha moderado sus posturas. En su ánimo pesa la degradación de CiU en Cataluña, arrastrado por el radicalismo de sus socios, ERC y la CUP. Urkullu no tardó en replicar a Otegui: de momento no está entre sus planes el matrimonio con Bildu y Podemos. No habrá «frentismo», aseguró.
La «vía» de Urkullu, repiten sus dirigentes, navega ahora «por las vías legales», lejos de posiciones de ruptura y de desafío al Estado como en Cataluña. Aunque promoverán una consulta que antes pretenden pactar con el Estado. Otegui lo rechazó ayer: «Esa es una vía muerta».
La palabra elegida por el dirigente de Batasuna quedó flotando en el ambiente del desayuno informativo que protagonizó en Bilbao. Un acto que Vox, el partido de Santiago Abascal, saboteó al inicio colocando una grabación en el atril de Otegui con gritos e insultos que los proetarras suelen proferir contra las Fuerzas de Seguridad del Estado: «fuera de aquí».
El nuevo «plan Urkullu»
El PNV no renuncia, en todo caso, a cambiar el Estatuto de Guernica para lograr más «autogobierno», el reconocimiento del País Vasco como nación y una relación «de igualdad» con el Estado. Ayer presentó su «hoja de ruta» en Vitoria, con «siete pasos» que deberían culminar en una consulta-referéndum a los vascos.
Primero plantea la necesidad de alcanzar «un acuerdo básico» en el nuevo Parlamento vasco que surja de las elecciones del 25 de septiembre. Sin El etarra «Toñua» ocupó el sillón del alcalde en el salón de plenos de Lequeitio el pasado miércoles duda, la irrupción de Podemos facilitará y reforzará el bloque soberanista mientras que PSE y PP, en contra, quedarán marginados en no más de 20 escaños de 75. Los de Pablo Iglesias, hay que recorarlo, incluyen en su programa el llamado «derecho a decidir» y la consulta, con la posibilidad de aspirar a la independencia.
Según el «Plan Urkullu», ese acuerdo entre partidos vascos, que debe respetar la «pluralidad de identidades», deberá ser sometido a consulta (sin fecha) para su «ulterior negociación con el Estado». Urkullu buscará el pacto con el Gobierno central que suponga reconocer la «realidad nacional» del País Vasco y aceptar una «relación de bilateralidad con garantías».
Después tendrá que venir las reformas legales, entre ellas la Constitución. Y, finalmente, el proceso culminaría con un referéndum de ratificación del nuevo «estatus vascos».
El PP vasco llamó ayer a sus votantes a no dejarse «engañar» por el PNV. «Su canción es la de la ruptura de España», advirtieron los populares.