Las expectativas que habían alimentado muchos etarras presos empiezan a verse defraudadas. La anunciada operación estelar de la izquierda abertzale no tiene signos de salir adelante, al menos no en este otoño. Su mensaje se ha reconvertido: ahora dice que hay que sentar las bases para que el acuerdo soberanista sea posible algún día.
Los miembros de ETA presos llevan meses esperando la llegada del otoño. No es la estación meteorológica lo que les importa ni las setas de esta época, sino las operaciones políticas que su entorno había anunciado para estas fechas: la creación del bloque soberanista, un proyecto cuya puesta en marcha fue anunciada el 17 de marzo, aunque Arnaldo Otegi venía hablando de él desde el mes de noviembre.
La iniciativa sufrió el primer resbalón antes del verano, cuando se anunció que se retrasaría hasta el otoño. En el mundo de los presos fueron muchos los que se ilusionaron con ese proyecto. Se encontraban en medio de la decepción y el abatimiento que les había provocado la ruptura de la tregua y la propuesta del bloque soberanista les levantó el ánimo a muchos de ellos, que confiaban en que ese movimiento sirviera para que ETA revisara su estrategia y reconsiderara la continuidad del terrorismo.
Las expectativas que habían alimentado muchos etarras presos empiezan a verse defraudadas y el desánimo amenaza con volver a sus filas. La operación estelar en la que se había embarcado la izquierda abertzale no tiene signos de salir adelante a corto plazo. Desde luego, no en este otoño. Ahora, el mensaje se ha reconvertido para decir que hay que sentar las bases para que el acuerdo soberanista sea posible algún día.
ETA ha dicho, en el comunicado oficial del Aberri Eguna, que quiere impulsar este proyecto, pero al mismo tiempo ha hecho saber a los suyos que no está dispuesta a permitir un desmarque teórico de la violencia a su entorno político. ETA no va a renunciar al control de la izquierda abertzale, a tener la última y decisiva palabra.
La organización terrorista, además, sigue sufriendo el desgaste paulatino de las operaciones policiales. Su ofensiva de atentados del inicio del verano quedó cortada con las detenciones realizadas en el mes de agosto en Francia, donde se desmanteló una parte importante de los zulos de la banda. Además de los efectos directos que tienen ese tipo de actuaciones policiales, hay otra consecuencia más difícil de evaluar, como es la inseguridad que genera en los terroristas. Sólo en agosto perdieron 14 zulos, pero a los etarras les debió quedar la duda de si los descubiertos eran todos los que había localizado la Policía.
Este fin de semana han comprobado que no, que había al menos otro que quedó sometido a vigilancia y estaban esperándoles a que volvieran a recoger el armamento escondido. La espera policial ha permitido hacer otras dos detenciones y ampliar las inseguridades de los terroristas sobre los demás zulos que puedan tener.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 13/10/2009