ABC 02/07/16
EDITORIAL
· Sánchez es pusilánime con un PSC en deriva hacia la irrelevancia. Frente al empuje del populismo de extrema izquierda y al separatismo radical, no caben las medias tintas
EL PSC ha decidido contribuir al festival de confusión que reina en el PSOE con una propuesta para recuperar el derecho a decidir en su programa electoral, apoyando, llegado el caso, la celebración de un referéndum por la independencia en Cataluña. Los socialistas catalanes apelan a recuperar la «vía canadiense» como reclamo político y al «reconocimiento claro y limpio de la nación catalana por parte del conjunto de la sociedad española». El PSC retorna a las señas de identidad soberanistas que Zapatero avaló desde el año 2000, sin aprender la lección de que todo coqueteo con el secesionismo no ha hecho sino desacreditar al socialismo como marca política con vocación nacional. El socialismo catalán pone en duda la unidad de España, y acepta un referéndum específico para Cataluña sin la participación del resto de los españoles para que esa comunidad sea reconocida como «nación» y, en caso afirmativo, para ser sumisos con una declaración de independencia. El día que el PSOE asuma que esa falsa transversalidad solo le conduce a la pérdida de votos, empezará a tomar conciencia de la necesidad de defender un proyecto nacional sin fisuras, y a remontar en las urnas. Es sencillo: para la inmensa mayoría de votantes socialistas, la unidad de España no es un juego. Si en la ponencia que discuta el PSC el próximo otoño, para recobrar el papel protagonista que se espera de una socialdemocracia moderna, incluye la posibilidad de celebrar un referéndum independentista, no habrá avanzado un ápice. Seguirá hundiéndose y arrastrando al PSOE en su incoherencia. El modelo de Estado es el talón de Aquiles de un socialismo incapaz de proponer soluciones al separatismo. Más claro, los socialistas catalanes siguen sin creer en España.
Hablar de «vía canadiense», como hace el PSC, no deja de ser un eufemismo que favorece al nacionalismo catalán. Es preciso que el PSC se encuentre a sí mismo, y que el PSOE corrija todos esos abusos filosóficos, basados en una falsa concepción de la historia de España, que le impiden tener un discurso coherente en todo el territorio nacional. Sánchez es pusilánime con un PSC en deriva hacia la irrelevancia. Frente al empuje del populismo de extrema izquierda y al separatismo radical, no caben las medias tintas. Vuelve al error de tomar la bandera que enarbolan el populismo y el independentismo más recalcitrante. Es incomprensible que un socialismo que debería ser consciente de la relevancia de la globalización de la política y los mercados no tome nota del error cometido en el Reino Unido por conservadores y progresistas. El Brexit ya no tiene marcha atrás, como no lo tendría una consulta secesionista celebrada en Cataluña, fuera cual fuera su resultado. Ninguna minoría puede decidir por la mayoría. Afortunadamente, el futuro de Cataluña no depende de la irresponsabilidad del PSC, sino de la voluntad de todos los españoles, y de la Constitución.