Pablo Sebastián-Vozpópuli
El presidente del Gobierno no está dispuesto a perder su iinfuencia
El presidente del Grupo Prisa, Joseph Oughourlian, ha cesado al presidente de Prisa Media, Carlos Núñez, y ha forzado la dimisión del consejero José Miguel Contreras, tras haber descartado previamente la puesta en marcha del canal TDT de televisión que el Gobierno de Pedro Sánchez le pretende conceder en fecha próxima a este grupo de comunicación ‘sanchista’, que lideran el diario El País y la Cadena Ser de radio. Una TV que promovían en el Consejo Prisa Núñez y Contreras, los ahora cesados.
La decisión de Oughourlian constituye un desafío (inútil) al presidente Sánchez porque el empresario franco armenio considera una ruinosa operación la aventura televisiva que necesitaría una inversión de más de 150 millones de euros. Lo que elevaria la deuda de la Compañía a más de 1.000 millones de euros y devaluaría sensiblemente el valor del 29,56 % de acciones y la inversión que Oughourlian hizo en la empresa a través de Amber Capital, y que ahora valora en más de 300 millones de euros.
Caso de concretarse, se convertiría en una nueva operación política de Telefónica y en la guinda del pastel mediático del Gobierno, al tiempo que se reactivaría la operación gubernamental de la TDT de Prisa, con el regreso de los defenestrados Núñez y Contreras
En apariencia, estaríamos en una decisión empresarial de Oughourlian en defensa de sus intereses financieros al objeto de lograr un comprador de su paquete accionarial. Pero está por ver si el armenio (al que el Gobierno dio entrada en Indra) cesa también a la actual directora del diario El País, Pepa Bueno (que ha liquidado la escasa ‘independencia’ que le quedaba al diario) en cuyo caso estaríamos ante un vuelco de la línea editorial del periódico, el guardián político, ideológico y cultural del sanchismo, lo que Sánchez en ningún caso consentirá.
De ahí que no se descarta que Telefónica, tras el cese de José María Álvarez Pallete (y ahora que Moncloa impulsa como vicepresidente de la teleco al que es su consejero, en representación de la SEPI, Carlos Ocaña), desembarque de una vez por todas en Prisa. Este paso podría concretarse bien comprando el paquete de Oughourlian o bien en una alianza con el resto de los accionistas de Prisa, muy relacionados con el presidente del Gobierno, en la que solo el grupo conservador francés de Vivendi podría quedarse fuera con su 11,79 %.
Este movimiento, caso de concretarse, se convertiría en una nueva operación política de Telefónica y en la guinda del pastel mediático del Gobierno, al tiempo que se reactivaría la operación gubernamental de la TDT de Prisa, con el regreso de los defenestrados Núñez y Contreras, y se reforzaría la actual posición de Bueno en la dirección del periódico.
La ley mordaza, en marcha
Todo ello cuando el Gobierno acaba de aprobar la Ley para ‘la transparencia y la regulación de medios de comunicación’ con la que pretende asfixiar y controlar a los medios independientes. Lo que da una idea de hasta dónde es capaz Sánchez de llegar en Prisa para no perder el control y culminar su empeño en añadir a este Grupo un nuevo canal de televisión.
Basta ver lo que está haciendo el Gobierno con los ‘regalos’ fiscales, y de orden migratorio, a los secesionistas catalanes, o con el uso y el abuso del Tribunal Constitucional en contra de las decisiones del Tribunal Supremo para saber que para Sánchez el control definitivo de Prisa es un ‘casus belli’ que, por nada del mundo está dispuesto a perder.