TEODORO LEÓN GROSS – EL MUNDO – 09/07/16
· A pesar de los portavoces lanzados a proclamar «no es no» tratando inútilmente de detener el tiempo, la imagen del PSOE resulta cada vez más lastimera, aferrados fuera de micro al mantra de su encrucijada jodida al tener que elegir entre una opción muy mala y otra peor. Al final es Rajoy sí o Rajoy no, desde el vértigo de que una opción les hunde y la otra también. La debilidad del PSOE casi mimetiza aquellos versos ñoños para momentos desesperados como si ante Rajoy sintieran «ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio: contigo porque me matas, sin ti porque me muero». Hay que elevar el listón.
Los socialistas quizá olvidaron demasiado rápido que aún hay una opción peor que esas dos: no poder siquiera elegir. Podemos ha estado cerca del sorpasso, al menos hasta que la incertidumbre impuso la lógica conservadora del «más vale malo conocido»; y eso mantiene el protagonismo de Ferraz. Han salvado un match point, como en la metáfora de Woody Allen, y ahora les toca una decisión dura. Esa es «la paradoja de la elección» de Schwartz: el lujo de poder elegir puede convertirse en un infierno. Pero van a tener que resistirse a la tentación infantil de negarse a la realidad –«no a Rajoy/no a terceras elecciones»– porque el bloqueo no se resuelve con cerrar los ojos. No a todo no es una opción. Se necesita una estrategia.
Clausewitz sostiene que en la estrategia todo es simple aunque no fácil. El PSOE realmente no lo tiene fácil, pero las cosas son simples. El PP puede pactar con C’s, pero está muy lejos de los nacionalistas (de hecho el propio PSOE, no hace demasiado tiempo, se apoyaba en el PP contra el PNV) y no existe la aritmética creativa. Eso interpela al PSOE y, descartada la gran coalición, necesitan una hoja de ruta para resolver desde la abstención posibilista de una oposición feroz hasta el pacto de estabilidad con un paquete de leyes prestigiosas. No se trata de ir a por un botín como CiU (desde el 30% del IRPF hasta el fin de los gobiernos civiles o la mili) pero sí sacar partido a su posición. Al cabo, como decía el ajedrecista Tartakóver, la verdadera estrategia no es saber qué hacer cuando hay algo que hacer, sino qué hacer cuando no hay nada que hacer.
Claro que la estrategia requiere algo: un cerebro. Por eso la huida de Snchz a la playa tiene valor simbólico. Incluso asumiendo que no tenga hechuras de comandante, al menos –explorando las tipologías de Bourgeois&Brodwin– sí debía ejercer como director de orquesta. Pero ni siquiera hay partitura sino barones tocando pactar con Podemos, barones contra todo pacto, barones por la abstención… No han logrado parecer una organización plural sino el ejército de Pancho Villa. Lo de Felipe diciendo «no estoy seguro de que el PSOE tenga claro lo que quiere» es una ironía deliciosa ante el carajal de esa jaula de grillos.
El PSOE empieza a parecer demasiados PSOE: el Partido Sanchista Obrero Español, el Partido Susanista Obrero Español, el Partido S… La ausencia de liderazgo es corrosiva; y la vieja guardia, con luces más largas, teme las luchas intestinas. De hecho ha sido un revés ver a Su Susanísima estrechando tanto el campo, táctica de la escuela de Arrigo Sacchi o aquí de Luis Aragonés y Clemente, pero no para asfixiar el juego de Rajoy sino a su propia delantera capitaneada por Snchz.
El PSOE está en un problema, sí. Pero se trata de una oportunidad. En cambio, de seguir así pronto podrían llegar a no tener ese problema… y quizá ningún otro de los problemas de un gran partido.
TEODORO LEÓN GROSS – EL MUNDO – 09/07/16