ISABEL SAN SEBASTIÁN-ABC

  • Podemos dispara contra Díaz Ayuso porque les planta cara sin arredrarse y los derrota sin despeinarse

Atenor de los espumarajos que echan últimamente por la boca Iglesias, Belarra, Sotomayor y demás dirigentes podemitas, la debacle que auguran las encuestas conocidas debe de quedarse corta ante el descalabro que avizoran ellos en la calle. Un castigo implacable y letal, que los dejará reducidos a un escombro político arrumbado en el vertedero de la historia. Una nota a pie de página sin otra finalidad que la de recordarnos cuánto mal puede causar una fuerza de extrema izquierda totalitaria, ahíta de revanchismo sectario, encumbrada a puestos de poder por un líder mentiroso, tan sobrado de ambición como carente de escrúpulos.

La verdad es que los exabruptos de Pablo, a estas alturas, producen risa. Está tan obesionado con Madrid, tan rabioso por la paliza electoral sufrida a manos de Isabel Díaz Ayuso en los comicios de 2020, que delira. Y en su delirio ve a una horda de conspiradores empeñados en perpetrar un golpe de Estado. Empresarios, periodistas, jueces y políticos afanados en hallar el modo de eliminar a Podemos y con ello liquidar la democracia española. Como si Podemos, aliado estratégico de ERC y Bildu, encarnase el epítome de las libertades y la principal salvaguarda del pluralismo. Como si el engendro surgido de una ruidosa acampada en la Puerta del Sol no hubiera acumulado méritos sobrados para destruirse a sí mismo. Como si la incoherencia inherente a predicar humildad y mudarse a un chaletazo en Galapagar nada más alcanzar la Moncloa no hubiera sido suficiente para defraudar a muchos de los ingenuos que vieron en Iglesias al mesías de la izquierda. Como si la ley del ‘solo sí es sí’, o el disparate ‘trans’, o los ataques de Garzón a nuestros ganaderos, o los gritos de la siempre enfadada Montero, o las campañas grotescas de Pam pagadas con nuestros impuestos no constituyeran argumentos más que suficientes para alejar a unos votantes que creyeron en su palabra y no tardaron en descubrir que era burda demagogia.

Han convertido a la presidenta de la comunidad madrileña en blanco de todas sus iras porque Ayuso les planta cara sin arredrarse y los derrota sin despeinarse. Porque ella no muestra temor alguno ante sus amenazas. Porque visita todos los barrios, empezando por aquellos que ellos consideran suyos, y en todos es bien recibida. Porque ha convertido Madrid en la locomotora de España pese a los esfuerzos de Sánchez por ahogarla, negándole el pan y la sal durante la pandemia además de criminalizarla por empeñarse en mantener a flote la región y conseguirlo. Porque se permite el lujo de ignorar sus provocaciones, insidias, calumnias e insultos. Y sobre todo porque a diferencia de Casado, a quien los celos cegaron hasta el punto de arrastrarlo al suicidio político, Feijóo confía plenamente en ella, respalda sus decisiones y se apoya en su tirón electoral para llegar al Gobierno y barrerlos del escenario.