EL MUNDO – 03/04/16
· Lo someterá a referéndum para blindarse del desgaste que ocasionaría repetir elecciones.
· Podemos buscará hasta el «límite» una coalición de izquierdas con el PSOE pero, si esto no sucede, empieza a allanar el terreno ante los efectos que podría ocasionarle la decisión más importante de su corta historia.
· Pablo Iglesias tiene hoy absolutamente claro lo que habría que hacer: rechazar el pacto entre el PSOE y Ciudadanos y apostar por nuevas elecciones. Sin embargo, también quiere blindarse.
El líder de Podemos anunció ayer que convocará un referéndum entre las bases para decidir cuál es la «posición final» de Podemos de cara a la formación de Gobierno. Lo que implicará que la militancia de la formación morada, alrededor de los 400.000 inscritos, se pronuncie sobre si habría que facilitar la investidura del socialista Pedro Sánchez o si, por el contrario, insistir en el voto en contra. Este extremo supondría asumir el coste político que provocaría el rechazo de un presidente del Gobierno distinto al del PP para llevar al país a una repetición de elecciones. Y con la incertidumbre de si ese escenario parlamentario post 26-J podría bloquear el «cambio».
La postura de la dirección de Podemos continúa siendo contundente contra las condiciones actuales del acuerdo entre Pedro Sánchez y Albert Rivera, pero sobre mediados o finales de la semana que viene –posiblemente el jueves–, se confía en poner en marcha la mesa de diálogo entre los tres partidos, con el ánimo de desencallar las negociaciones y avanzar hacia un acuerdo distinto.
Con esta mesa a tres activa, no es un escenario extraño pensar en que el PSOE y Ciudadanos puedan aceptar o matizar algunos cambios en sus más de 200 puntos programáticos. Otra cosa es que Podemos viera suficientes esas modificaciones y la negociación desembocase después en un acuerdo entre los tres. Una hipótesis que hoy en día es realmente complicada e improbable, a la vista de las posiciones de partida de las tres fuerzas. Así, PSOE y Ciudadanos piensan más en buscar una abstención de Iglesias que en un sí de Podemos. A eso, se une las distintas maneras de entender las reformas económicas, fiscales y laborales, y los vetos cruzados para una posible composición conjunta del Gobierno.
En un análisis ante el Consejo Ciudadano, el máximo órgano entre congresos de Podemos, Iglesias se sinceró y dijo que sólo contempla dos salidas: bien una coalición «a la valenciana» –en la que Podemos participe en el Gobierno– o bien la repetición de las elecciones. La tercera alternativa, que rechaza claramente, sería facilitar el camino a Sánchez con su pacto con Ciudadanos. Ante ese dilema, propuso que sean los militantes quienes por primera vez tomen una decisión de esa relevancia. «Una cuestión tan crucial la tiene que decidir la gente. Los inscritos tienen que tener la última palabra sobre cuál sea nuestra posición», anunció Iglesias. Y es que los estatutos sólo obligan a una votación cuando hay un pacto. Pero no plantea nada sobre la investidura de un tercero.
Con esta iniciativa, Iglesias consigue un efecto doble
Por un lado, reactiva a la militancia y la hace partícipe de una decisión de máxima relevancia en un momento en el que se proclama la apertura de una «nueva etapa» de «democracia y participación interna» dentro de la formación. Y, por otro y mucho más importante, el líder de Podemos descarga toda la responsabilidad en las bases ante las consecuencias que podría tener el rechazo del presidente socialista y la repetición de elecciones. Ya la posición mantenida por Podemos durante todas las negociaciones ha provocado un importante desgaste en las expectativas de voto, según las últimas encuestas publicadas.
Pese a delegar, es evidente cuál es la posición que Iglesias defendería hoy ante los militantes, a los que llamaría a censurar «una de las variantes de la gran coalición». A su juicio, el pacto PSOE-C’s permitiría la continuidad en La Moncloa de las políticas del PP y, lo más importante, supondría claudicar ante la causa por la que nació Podemos: «cambiar las cosas». Así, ante sus compañeros del comité político, recalcó: «No vamos a traicionar ni nuestro programa ni a nuestra gente».
Instalado en ese no a Sánchez, insistió en que la ejecutiva del partido «no se ha planteado en ningún caso la abstención» y arremetió contra la teoría de que existen «dos Podemos»: uno «más moderado» o posibilista que facilitaría la investidura de Sánchez –que se ha identificado con Íñigo Errejón– y otro «radical» que estaría en contra –en el que se viene situando a Iglesias–.
La votación aún está lejos de tener una fecha, pues dependerá, entre otras cosas, de si hay un nuevo debate de investidura o no. Tampoco está clara cuál sería la formulación de la pregunta. No es lo mismo plantear la posición final ante la negociación que el signo del voto de Podemos en el Congreso.
PABLO ECHENIQUE, ELEGIDO POR UNANIMIDAD
Secretario de Organización. Para zanjar la crisis interna y el debate sobre el modelo de partido, Pablo Iglesias propuso a Pablo Echenique al frente del ‘aparato’, como persona de consenso entre las distintas sensibilidades y como mejor exponente del afán reformista.
Descentralización autonómica. Echenique plantea la primera gran cesión de poder por parte de la cúpula dirigida por Iglesias en favor de los territorios. Propone una descentralización de competencias para que las autonomías tengan capacidad de decisión.
«Más participación y democracia». Entre sus ejes de acción, Echenique diseña otras tres cuestiones: el desarrollo del nivel municipal, el «reenganche» de los círculos y una política de «desborde» de ilusión para atraer más gente. Todo ello se enmarca en más y mejores proceso de participación y democracia interna.
EL MUNDO – 03/04/16