Asumido que López va a gobernar sin especiales problemas toda la legislatura, el PNV trataría de mejorar las relaciones con los socialistas, en Madrid y en Vitoria, para convencerles de que su entendimiento con el PP no vaya más allá y no se extienda a los ayuntamientos y a las diputaciones. Pero las dos almas del PNV le dificultan desarrollar una estrategia única.
Josu Jon Imaz confesó ayer, en el Fórum Europa, su amistad con el socialista Rodolfo Ares. «No nos ha unido el amor, sino el espanto de haber conocido de cerca la intolerancia, el totalitarismo, la violencia y su faceta más negra», explicó el anterior presidente del PNV. Esa relación estrecha entre adversarios políticos constituye un hecho singular en los últimos tiempos en los que la dureza del enfrentamiento ha hecho casi imposible la existencia de esos puentes que fueron habituales con anterioridad.
La pérdida de la capacidad de pactar con socialistas y populares fue, posiblemente, uno de los factores claves que condujeron al PNV a la oposición a pesar de ser el partido con más votos y más escaños en las pasadas elecciones autonómicas. Y la estrategia que parece estar desarrollando la dirección nacionalista, una vez superado el «cabreo» derivado de la salida del Gobierno, según palabras de Iñaki Azkuna, va encaminada a recuperar a medio plazo esa capacidad de entenderse con los socialistas.
El PNV ha ofrecido alcanzar pactos sobre las cuentas públicas en los diferentes niveles institucionales, empezando por los presupuestos generales del Estado que tiene que sacar José Luis Rodríguez Zapatero. Los votos nacionalistas no son imprescindibles para las cuentas de Patxi López, que tiene mayoría absoluta con el PP, aunque a ningún gobierno le molesta sumar respaldo a sus proyectos. En cambio para Zapatero los votos del PNV pueden ser cruciales y por eso es posible que en el Congreso se valoren más que en el Parlamento de Vitoria.
A corto plazo, al PNV le interesa ese tipo de acuerdos para poder sacar adelante los presupuestos de las Diputaciones que gobierna, pero es posible que en esta estrategia haya una perspectiva más larga. Una vez que se ha asumido que Patxi López va a gobernar sin especiales problemas durante toda la legislatura, se trataría de mejorar las relaciones con los socialistas, los de Madrid y los de Vitoria, para tratar de convencerles de que su entendimiento con el PP no vaya más allá y que, por ejemplo, no se extienda a los ayuntamientos y a las diputaciones dentro de dos años.
La dirección del PNV está realizando una oposición moderada al Gobierno de Patxi López, pero al mismo tiempo en el seno de este partido hay otro mensaje de descalificación radical del pacto entre socialistas y populares, como se ha visto en el reciente discurso del diputado general de Guipúzcoa. Las palabras de Markel Olano contra el PSE y el PP vuelven a poner encima de la mesa las dos almas del PNV y dan pie a sospechar de las dificultades de este partido para desarrollar una estrategia única compartida por todos sus sectores.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 22/9/2009