La capacidad de pactar a partir del día 23 va a ser casi tan importante como lo fue tras las pasadas elecciones autonómicas que dejaron al PNV fuera de Ajuria Enea. Es lo propio de un país tan fragmentado electoralmente o lo que es lo mismo, tan plural en su representación política.
El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, es uno de los pocos candidatos en liza por una de las grandes instituciones del país que tiene a priori posibilidades de lograr una mayoría absoluta. Otros candidatos favoritos, como Odón Elorza, en San Sebastián, o José Luis Bilbao, en Vizcaya, tienen muchas papeletas para conseguir mayoría, pero no tan grande que no necesiten luego pactar con algún socio a fin de asegurarse una gobernación sin sobresaltos. En Vitoria y Alava las posiciones entre los tres partidos principales están tan igualadas de salida que cualquiera puede ganar y cualquiera gobernar, incluso el que no gane. Todo dependerá de los pactos posteriores.
La capacidad de pactar a partir del día 23 va a ser casi tan importante como lo fue tras las pasadas elecciones autonómicas que dejaron al PNV fuera de Ajuria Enea. Es lo propio de un país tan fragmentado electoralmente o lo que es lo mismo, tan plural en su representación política.
El debate sobre los pactos a buen seguro que está presente en toda la campaña electoral, por activa o por pasiva. Al PNV le interesa agitar ante el conjunto del electorado nacionalista el espantajo de la extensión de los acuerdos entre el PSE y el PP a los ayuntamientos. Es una forma de reclamar a los votantes una concentración de sufragios en la formación más grande, el propio PNV, de solicitar el voto útil para atajar el «pacto del cambio».
Sin embargo, es poco probable que el «pacto del cambio» se pueda aplicar de forma generalizada en las instituciones locales. En primer lugar, porque los resultados son muy dispares en los distintos ayuntamientos y las mayorías que pueden alcanzarse en unos lugares son inaplicables en otros. En segundo lugar, porque las relaciones personales y políticas entre los representantes de cada partido son muy diferentes en una localidad y en otra. En San Sebastián, por ejemplo, un pacto entre el PSE de Elorza y el PP sería prácticamente inaceptable para los dos grupos. Hay más predisposición en el PP a entenderse con el PNV de la capital guipuzcoana que con los socialistas.
Luego están los cálculos estratégicos de los partidos. El PSE, por ejemplo, puede tener interés en desbancar mediante pactos al PNV en algunos sitios, pero no en todos porque eso afectaría a las relaciones de ese partido con el PSOE. Así que a lo mejor se aplica una lógica en Getxo o en Vitoria y otra muy diferente en Bilbao, dando por supuesto que los números lo permitan. Todo está abierto, sobre todo la geometría variable de los pactos.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 6/5/2011