Editorial, ABC, 8/5/12
LA decisión del PP de retirar su apoyo al lendakari López es la crónica de una crisis anunciada y aplazada, hasta que la realidad se ha impuesto. Una realidad marcada por la disparidad, hasta límites incompatibles, de los enfoques que tienen los socialistas, por un lado, y los populares vascos, por otro, sobre las medidas contra la crisis económica y acerca del final de ETA. El presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, anunció esta crisis ayer, en una entrevista en Punto Radio, y pidió elecciones en otoño, mientras el PNV solicitaba una moción de confianza. La iniciativa del PP está ajustada al estado actual de falta de confianza en el Gobierno del lendakari López. Es, también, una decisión que pudo y debió haberse tomado antes, en cuanto el socialismo vasco atisbó que la legalización de la izquierda abertzale le abría la puerta a una futura coalición de izquierdas, similar a la del «pacto del Tinell». Desde entonces, el cambio político que necesitaba el País Vasco empezó a diluirse y los desplantes del lendakari al PP han ido en aumento, especialmente en relación con la política sobre ETA, en la que los socialistas vascos no han dudado en ocupar posiciones de representantes del entramado batasuno. La insumisión del Gobierno vasco a las medidas de ajuste acordadas por Rajoy ha sido la gota que ha colmado el vaso; pero el vaso estaba lleno por el doble juego que López, Eguiguren y demás han llevado a cabo con ETA, los «verificadores internacionales» y todo el tinglado que la izquierda abertzale ha montado para saltar de las armas a las sillones, sin pasar por el banquillo de los acusados. Los votos de los populares no podían seguir sosteniendo a un Gobierno que practicaba una política tan alejada de lo defendido por el PP. El adelanto electoral es inevitable.
Editorial, ABC, 8/5/12