Jesús Cacho-Vozpópuli
La ruptura del statu quo por parte de Pallete provocaría la movilización automática de la Santísima Trinidad de accionistas que planea sobre Telefónica
Se ha convertido en el espejo en el que todas las mañanas se mira su cara fea esta peripatética España, nave al garete en un océano de corrupción con un delincuente en el puente de mando. Mar de fondo, eso que los marinos llaman “maretón”, en la antigua Compañía Telefónica Nacional de España. Parece que sí, que esta vez sí, que José María Álvarez Pallete acometerá cambios significativos en el organigrama de la sociedad a finales de año, que podrían empezar por la estructura de Telefónica España. Y esa sensación, ese pálpito, ha desatado un murmullo cercano al ruido por los pasillos de un gigantesco Distrito C ahora prácticamente deshabitado por culpa del teletrabajo. Telefónica como imagen de esa España perdida en un dramático cruce de caminos. Porque la compañía, quizá la única gran empresa española que, a pesar de haber perdido muchos trenes, todavía conserva alguna posibilidad de engancharse al tren de la revolución tecnológica, ha caído en manos del Gobierno Sánchez. O eso cree Pedro Sánchez y su Gobierno. Esto es nuestro y vamos a hacer con ello lo que nos dé la gana, lo que nos convenga en cada momento. Con Telefónica y con lo que venga detrás. Que el Ibex se tiente la cartera. Carlos Ocaña se incorporó hace meses al Consejo de Administración de la sociedad en representación del 10% que el Estado controla a través de SEPI. Hombre de confianza y amigo de Florentino Pérez en el Real Madrid, Ocaña aterriza en Telefónica cuando las relaciones entre el dueño de ACS y presidente del club blanco y Telefónica atraviesan por su peor momento. Contradicción flagrante.
Pero Ocaña parece estar comportándose, por ahora, con la ejemplaridad del diligente consejero dominical dispuesto a ayudar, pidiendo informes, haciendo sugerencias, planteando mejoras. Su llegada ha arrinconado a un histórico como el socialista Javier de Paz, el hombre metido con calzador en la operadora por su amigo Zapatero, que durante años se ha empleado como chico de los recados entre Moncloa y el Distrito C, y que hoy está en la puerta de salida a cuenta de la necesidad que tiene Pallete de hacer hueco en el Consejo para dar acomodo a los nuevos accionistas. ¿Y cuántos quiere el Gobierno? El Gobierno quiere dos consejeros, pero hay un sector del mismo que reclama incluso tres para meter de clavo a Carme Artigas como independiente. Y si eso ocurre, si el Gobierno coloca dos consejeros, no digamos ya tres, Isidro Fainé, tradicional arbotante de Pallete, reclamará para sí la misma representación que el Gobierno en razón al 10% del capital en manos del grupo Caixa. Y otro tanto ocurrirá con Saudi Telecom Company (STC), la operadora controlada por el fondo soberano saudí PIF, con otro 10% del capital que el Gobierno ya habría autorizado, aunque todo lo que rodea a ese grupo sigue siendo una incógnita, distintos los tiempos, modos y maneras de los de la chilaba, para muchos un completo misterio. ¿Qué quiere hacer Mohammed bin Salmán, el príncipe más poderoso del mundo, en Telefónica y España?
Su llegada ha arrinconado a un histórico como el socialista Javier de Paz, el hombre metido con calzador en la operadora por su amigo Zapatero, que durante años se ha empleado como chico de los recados entre Moncloa y el Distrito C
La ruptura del statu quo por parte de Pallete provocaría la movilización automática de esta Santísima Trinidad de accionistas que planea sobre Telefónica, un terremoto de imprevisibles consecuencias en razón a la variopinta naturaleza de cada uno de ellos. Desde la estrategia invasiva del Gobierno, convertido en un factor de inestabilidad constante, al estilo pausado, de largo plazo, de Fainé (sin olvidar el protagonismo creciente de Ángel Simón, consejero delegado de CriteriaCaixa, convertido en un potencial actor de futuro en la operadora, porque Simón, que de momento se limita también a pedir papeles, quiere mandar en Telefónica, y conviene recordar que, si bien hombre de Fainé, Simón es sobre todo un hombre de Salvador Illa, PSC, presidente de la Generalitat para bastantes años), pasando por el silencio, no exento de misterio, de los saudíes de STC. Sin olvidar al PNV, porque en Ajuria Enea también quieren meter mano en Telefónica, que para eso sostienen (soportan) a Sánchez, y en Ajuria Enea creen poder cortar su ración de bacalao al pilpil a través de Laura Abásolo, directora general de Finanzas, mujer de gran potencial y eventual candidata a la presidencia, casada con el presidente de Kutxabank, Antón Arriola, y que trabaja para Telefónica desde su casa de Bilbao. El PNV y el BBVA, otro actor más en el docudrama de Telefónica. Un BBVA metido hasta las trancas en una OPA que no le va a salir, y cuyo paquete representa en la operadora José María Abril, vicepresidente del consejo, a quien algunos sitúan, como a De Paz, en línea de salida y por la mismas razones que De Paz, lo cual supondría de hecho la despedida del banco del capital de una operadora de la que ha sido accionista estable desde siempre, un asunto que supondría casi un trauma, un cambio cultural de enorme importancia para el Distrito C.
Sobre estas cumbres borrascosas sobrevuela Pallete, entre estas aguas turbulentas se mueve el hombre que controla toda la información y la distribuye a su conveniencia, como todo CEO que se precie, siempre parcelada entre los protagonistas del docudrama, a todos atiende con su estilo amigable, a todos abruma con su manejo de datos, todos le admiran por su conocimiento del negocio y su visión de ese futuro tecnológico que ya está aquí. Pero muchos le envidian en secreto y otros tantos le cortarían la cabeza sin pensarlo dispuestos a ocupar su puesto. ¿Habrá cambios antes de la Navidad? La sola posibilidad ha convertido el Distrito C en un gallinero, un jardín en el que asoman los puñales, el intento de personajes que habitan en el entorno de la presidencia de defender su condumio con uñas y dientes buscando apoyos hasta en el infierno. Nadie está dispuesto a perder comba. Fuentes del entorno de Félix Bolaños, el amanuense de Sánchez, comentan, por ejemplo, que el presidente brasileño Lula da Silva ha llamado a Sánchez para recordarle que Eduardo Navarro (ex CEO de Telefónica Brasil y actual director de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad del grupo) “además de mi amigo es mi hombre en España” y por lo tanto es intocable. Es el momento de ese elenco de personajes que rodean a Pallete y a quienes Pallete ha elevado al estrellato y sostiene, muchos piensan que a costa de no pocos riesgos personales, aunque todos le deben todo y ninguno hará nada en su contra a menos que se declare la guerra mundial (o se lo pida Sánchez). Entre ellos sobresale ese peculiar personaje que responde al nombre de Rosauro Varo.
Rosauro (“ese chico extraordinariamente sociable, tan osado como simpático”) se ha convertido en los últimos tiempos en el centro de cualquier intriga en Telefónica. Rosauro pertenece a esa hornada de jóvenes “empresarios” ligados al partido socialista (su madre es diputada del PSOE andaluz), acostumbrados a hacer negocios a la sombra del Gobierno (el propio Rosauro, Javier Hidaldo, Andrés Varela, José María Pacheco, Enrique Riquelme y algunos más) que llegaron a acuñar el término “smart people” (gente inteligente) para reivindicar derechos sucesorios sobre aquella “beautiful people” que floreció con el felipismo. ¿Qué ha pasado con la “smart people”? ¿Qué ha sido de ella? Verdura de las eras. En mayo del pasado año, Varo abandonó la vicepresidencia y el Consejo de Prisa “por motivos personales”, aunque el procaz Joseph Oughourlian se encargó de pregonar que el grupo que preside había puesto a Varo de patitas en la calle por utilizar su posición en Prisa en beneficio de sus negocios personales, y por filtrar a periodistas amigos lo que pasaba dentro del grupo, “le hemos puesto trampas y ha caído, le hemos pillado”. En ese trance apareció Pallete para recoger a su amigo “por cariño” haciéndole vicepresidente de Movistar Plus, un cargo sin poder real alguno pero que le permite ser el hombre más cercano al capo de la operadora, de quien se considera íntimo amigo. “Rosauro es un tipo al que Pallete quiere mucho, eso es todo”.
- ¿Habrá cambios antes de la Navidad? La sola posibilidad ha convertido el Distrito C en un gallinero, un jardín en el que asoman los puñales
Lo cual que no deja de tener su gracia que el francoarmenio, cuya presencia en españa y en Prisa sigue siendo un misterio, acuse a Varo de hacer negocios personales con su posición en el grupo, que es exactamente lo que hace él con su presidencia desde que se levanta hasta que se acuesta. Él y la inmensa mayoría de los consejeros de Prisa. Ahí tenemos el más que reciente caso de Varela Entrecanales, dueño de la productora The Pool TM, que ha producido con Secuoya Studios la serie sobre la vida de ese delincuente de la política que responde al nombre de Pedro Sánchez. Pues bien, después de que la serie fuera rechazada por todas las cadenas de televisión, Prisa ha empezado a emitirla en el momento de máxima debilidad del personaje. Varela Entrecanales, accionista y miembro del Consejo de Prisa, coproduce la serie y se la vende a Prisa cuando nadie la quiere. Que Prisa corra con la cuenta, otra más. Que pague Pedro, el verdadero dueño de un grupo quebrado desde hace tiempo y a quien ahora va a regalar una nueva licencia de televisión para que haga caja, regalo doble, porque, para disimular, Pedro va a obsequiar con otra licencia a otro Pedro (de nuevo la mano de Rosauro), también muy amigo de la causa sanchista.
La amistad del sevillano, sin embargo, se ha tornado problemática. Porque Rosauro es muy amigo de Begoña Gómez, y de hecho fue él quien la presentó a su también íntimo amigo Javier Hidalgo, CEO de Air Europa, encuentro del que se derivaría el más grave escándalo de corrupción de este Gobierno: el do ut des que subyace tras la financiación por los Hidalgo del Africa Center de Begoña en el Instituto de Empresa, a cambio del rescate de la aerolínea por el consejo de ministros, con participación activa de un Sánchez que no se abstuvo en el lance. Más importancia para Varo, e indirectamente para Telefónica, tiene el rescate por parte de este Gobierno de Pachá, el grupo de las conocidas discotecas, de su propiedad (¿había que rescatar a una discoteca de la quiebra con dinero público? En España sí, si su dueño es amigo del presidente del Gobierno), un asunto del que curiosamente apenas se ha hablado pero que terminará muy probablemente en los tribunales. Se dice que el sevillano, a quien la UCO sigue de cerca, está “asustado” con un asunto que podría salpicar a Telefónica a cuenta de las andanzas de Begoña por los despachos del Ibex de su mano. La relación de Rosauro con Moncloa parece haberse enfriado últimamente, porque nadie del Gobierno acudió este verano a la inauguración de Laguna Beach, su nuevo ‘beach club’ en Estepona, el último gran negocio del chico, un detalle que no pasó desapercibido y que fue interpretado de la única forma en que podía serlo: Pedro, listo a la hora de poner cortafuegos, había dado órdenes en tal sentido.
- La relación de Rosauro con Moncloa parece haberse enfriado últimamente, porque nadie del Gobierno acudió este verano a la inauguración de Laguna Beach, su nuevo ‘beach club’ en Estepona
Para congraciarse con Pedro y para seguir siendo imprescindibles en el Distrito C, algunos de los personajes que rodean a Pallete han empezado a barajar listas de medios a los que la operadora podría cerrar el grifo de la inversión publicitaria, en línea con las pretensiones de este Gobierno mendaz, una iniciativa que evidentemente haría feliz a Pedro pero de la que el perjudicado, al final de la cadena, no sería otro que el propio Pallete. ¿Optará el presidente de la operadora por abordar de una vez esa revolución interna tantas veces anunciada? La gente que de verdad conoce la compañía lo duda mucho. “Los actuales equilibrios se romperían de forma dramática en cuando Pallete moviera ficha. Entonces, si esos cambios no se van a traducir en ventajas apreciables para el negocio y él personalmente se siente seguro, ¿para qué se va a mover? Por otro lado, no veo en el horizonte a nadie con talento, capacidad y formación suficiente para sustituirlo. De alguna forma, a todos los actuales accionistas conviene que siga al frente de la nave”. Y, por cierto, ¿cuándo anunciará el PP que, en caso de llegar al Gobierno, se deshará de inmediato de la participación del Estado en Telefónica, en Indra y en cualquier otra empresa en la que Sánchez haya metido su zarpa?