TONIA ETXARRI, EL CORREO 27/02/13
· A Rubalcaba le han ido creciendo los enanos desde hace tiempo por la grada catalana. Después de la derrota electoral, no sólo en Cataluña sino en Euskadi y en los comicios legislativos, el dirigente socialista tiene que afrontar los mismos problemas que dejó aparcados en la legislatura anterior porque siguen, en su partido, los mismos protagonistas. En su día amagó con el nombre de su protegido, el exlehendakari Patxi López, como alternativa a quienes estaban promocionando a la exministra Carme Chacón. Pero prefirió aferrarse a la máxima ignaciana de no hacer mudanzas en tiempo de tribulación. Y como el panorama de desolación no le ha dado ni un respiro, ni siquiera con las trampas del extesorero del PP Luis Bárcenas, las cosas han seguido igual en la familia socialista. Igual de mal, se entiende.
El programa del circo ha sufrido un bloqueo y sus actores campando por sus respetos y sorteando entre la incoherencia y la pelea por el liderazgo en clave interna, desde que las iniciativas nacionalistas les han situado frente al espejo. Y ayer, los compañeros catalanes de Rubalcaba se aplicaron la frase de Montilla, dedicada en pleno debate sobre el Estatut a Rodríguez Zapatero: «Te queremos, pero,queremos más a Cataluña».
En cuanto los socialistas catalanes (14 menos una) anunciaron que iban a avalar la consulta sobre el derecho de autodeterminación, Rubalcaba quiso zanjar tan incómoda situación hablando de «coherencia» porque el PSC iba a votar «lo que ha votado en Cataluña». ¿Seguro?. El PSC que dirige el muy cuestionado Pere Navarro votó en el Parlamento catalán en contra de la resolución del derecho de autodeterminación. Le costó lo suyo; es verdad. La fuga de voto de Maragall y cinco más que rompieron la disciplina. Pero el PSC, como tal, se negó a avalar una declaración de ruptura que ayer, sin embargo, en una iniciativa de similares objetivos en el Congreso, dio por buena.
En cuestión de un mes, los socialistas catalanes, presionados por la pérdida de influencia electoral y los sondeos de opinión, están experimentando un verdadero vértigo ante la posibilidad de que las opciones nacionalistas les barran del panel político hasta hacerlos desaparecer. Y ayer, el grupo dirigido por el mismo Pere Navarro que pidió la abdicación del Rey en el preciso momento en que su compañero y líder de partido, Alfredo Pérez Rubalcaba, se estaba fajando en el debate del estado de la Nación (esos enanos…) apoyó la propuesta de resolución relativa a la consulta soberanista. En Cataluña no, en el Congreso de los Diputados, sí.
Carmen Chacón, pues, ha sido la única coherente en este recorrido. Aprovecha la tensión para quitarse la barretina un rato porque, de lo contrario, no encontraría hueco en su legítima aspiración a dirigir el PSOE en un futuro no muy lejano. Después de los primeros líos de interpretación sobre las posibles sanciones a los diputados que rompieron la disciplina de voto (Soraya Rodríguez, no; Elena Valenciano, sí) dirigentes históricos como Guerra y Benegas veían inevitable la ruptura entre el PSOE y PSC y Fernández Vara entonaba una despedida . «La confusión que proyectamos es notable», se lamentaba un barón. Y penosa. Una circunstancia que suele pasar factura.
TONIA ETXARRI, EL CORREO 27/02/13