Félix Madero-Vozpópuli
- ¿Aguantará? Aguantará, no tengan dudas. Yo dejé de tenerlas cuando escuché a Otegi reafirmarse en su fidelidad a Sánchez
Algunas veces el español que hablamos nos ahorra palabras para que, con solo dos, podamos decir lo que pensamos. ‘Panorama desolador’ es una frase hecha que genera pocas dudas de lo que estamos diciendo. Recuerdo ahora otra de un veterano aficionado a los toros con asiento en Las Ventas desde que su padre le hizo abonado. Se llama Vicente. Es un señor, metódico y educado. Durante la lidia no abría la boca. Rechazaba los exabruptos de la afición, pero sobre todo la de aquellos que querían sentar cátedra habiendo visto unas cuantas corridas. Si le gustaba la faena aplaudía sin aspavientos. Si le desagradaba, pero sobre todo si el diestro no encontraba la forma de finalizar la lidia, se lamentaba siempre de la misma manera con dos palabras: «lamentable espectáculo».
Más de lo mismo
Pongo interés en encarar el nuevo curso con buen ánimo y mejor tono, pero enseguida tengo dudas. También intento buscar razonablemente acontecimientos a los que agarrarme, que anuncien que las cosas pueden cambiar. Tomo papel y bolígrafo y divido el folio en dos líneas verticales, un método que me enseñó en la escuela mi maestro don Eduardo Pinel cada vez que necesitaba poner orden en mi cabeza. En la de la izquierda escribo: razones para la esperanza; en la otra no pongo nada, para qué. El resultado es de imaginar. Ninguna para la esperanza, muchas para resistir. ¿Cuál prefieren ustedes? ¿»Panorama desolador» o «lamentable espectáculo»?
Vivir instalados en el mal menor es incómodo, desolador a ratos, pero no parece que haya otra alternativa. No la hay cuando el optimismo merma a la misma velocidad que la confianza. No espero nada, y por eso no vi la entrevista que le hicieron ayer a don Teflón en la televisión que dicen, es de todos los españoles, pero que no soportan millones de ciudadanos. Nunca lo público fue más privativo. Privativo de un partido, quiero decir. Espaldarazo de Sánchez a Pepa Bueno. Pepa Bueno entrevista a Sánchez para lavar su imagen. Quid pro quo. Así lo ven algunos de mis compañeros. Yo también, pero como tantos españoles uno cree que a estas alturas es imposible lavar la imagen de un hombre inmune al mejor detergente, incluso el de la marca TVE. No hay lejía que le blanquee el rostro a don Teflón.
No tiene ya nada que ofrecer, y lo que ofrece, un pacto por el cambio climático, es una tomadura de pelo que movería a la risa si no fuera porque lo ocurrido este verano en el noroeste español es tan triste
Dicen algunos de los suyos, que no deben leer la prensa extranjera, que Sánchez se va a resguardar en el burladero de la política internacional. Bueno, también lo tiene difícil. Ejercer de oveja negra en las cumbres de la OTAN, sacar pecho para ser el abanderado anti Trump, estrechar amistades con tipos tan oscuros como Lula, Petro, Boric y Orsi, todo esto tiene un precio que se termina pagando. Por no quedarle, no le queda ya ni la maternal sonrisa de la Úrsula von der Leyen.
España sin presupuestos. El noroeste del país quemado por el fuego. Miles de españoles abandonados a su suerte que sólo han contado con el aliento del Rey, el único que está en su sitio incluso cuando el Gobierno lo ata y bloquea su agenda. Una familia con panorama judicial insólito. Una situación extrema que hace que el chantaje de sus socios aumente en la medida en que su debilidad aumenta. Un tipo con toda esta realidad en su mochila no tiene ya nada que ofrecer, y lo que ofrece, un pacto por el cambio climático, es una tomadura de pelo que movería a la risa si no fuera porque lo ocurrido este verano en el noroeste español es tan triste. Don Teflón en estado puro.
Hay quien cree que las encuestas son definitivas, y por eso vuelven a preguntarse, ¿aguantará o no? Otros aseguran que sin presupuestos tendrá que tirar la toalla. Abandonen toda esperanza
No puede salir a la calle como no sea con un cordón, qué digo cordón, un muro de agentes y seguratas que impidan que la gente se acerque y le diga lo que piensa. Cuando un presidente tiene miedo por pisar la calle; cuando no se le ve en un restaurante, un cine o un teatro; cuando es incapaz de pasear unos metros por la acera que va de La Cibeles a la Puerta del Sol, no es un presidente, es un tipo que huye y se esconde. Hay compañeros que hacen quinielas, ¿aguantará o no? Hay quien cree que las encuestas son definitivas, y por eso vuelven a preguntarse, ¿aguantará o no? Otros aseguran que sin presupuestos tendrá que tirar la toalla. Abandonen toda esperanza.
Aunque sea dentro de un chiquero, seguirá en el poder. Gobernar no es una opción, durar como sea y a costa de lo que sea, de ese se trata. Siempre habrá quien acompañe a este hombre. Orwell, que no era precisamente de derechas, dijo aquello de que «la sociedad que vota partidos corruptos, ladrones y mentirosos no es víctima sino cómplice». No hay quien lo mejore. Cuídense de los fuegos de artificio que traen las últimas encuestas, y prepárense para ver, cuando toque, la cantidad de millones que apoyan sin miramientos a fuerzas que llevan en sus siglas todo lo que deplora el escritor británico.
Puigdemont marca el paso
Quién le ha dado a este señor venía para trocear y degradar la nación de esta manera. En qué programa los españoles hemos votado los privilegios que este gobierno prepara para Cataluña. En qué mal sueño descubrimos que un prófugo de la justicia movería los hilos de una marioneta sin más objetivo que durar. Illa, presidente de Cataluña y por su cargo representante del Estado en esa comunidad, se reúne hoy con Puigdemont. Vivimos dentro de un fraude democrático en una legislatura que no puede legislar. Sólo el trabajo de la justicia en los temas que afectan a la esposa y al hermano pueden mover a Sánchez del pedestal al que se ha subido para no pisar tierra. ¿Aguantará? Aguantará, no tengan dudas. Yo dejé de tenerlas cuando escuché a Otegi reafirmarse en su fidelidad a Sánchez anunciando “toda su voluntad” para aprobar unos presupuestos.
Una vez dieron por muerto a Mark Twain, y hasta hubo un periódico que dio noticia de ello. Fue entonces cuando el autor de El príncipe y mendigo respondió irónico: «Las noticias de mi muerte eran, sinceramente, exageradas». Tengo dudas de que don Teflón haya leído a Twain, pero no de que el sucedido le viene como anillo al dedo.
Administrar las expectativas es hoy una necesidad para no caer en el peor de los estados anímicos cuando de política se trata, el de la melancolía. «Lo importante es pasar el rato», dijo Pío Baroja. Me apunto a su consejo. No veo otra manera para soportar el panorama desolador de estos días.