Iñaki Ezkerra-El Correo

  • En la aportación de gestos publicitarios, Bergoglio se las pintó como Sánchez

Hay un milagro que no se le puede negar al Papa Bergoglio y es el de la repentina conversión de nuestra izquierda al catolicismo. En la declaración institucional del decreto de los tres días de luto, Bolaños parecía la pura encarnación de Arias Navarro en el famoso comunicado de la muerte de Franco y, en una rueda de prensa, Yolanda Díaz imitaba la vocecita de Paloma Gómez Borrero para darnos la primicia de que el Papa Francisco la había ayudado a tomar decisiones en su vida. En esta parodia de la ‘Papaizquierda’ ya solo nos falta Óscar Puente con alzacuellos pronunciando ‘la Zanta Cede’ con el acentito afectado de Martes y Trece. A uno es que esta prodigiosa transformación de la RTVE en Radio Vaticana le ha recordado la conversión de Rusia que profetizaba el Segundo Secreto de Fátima y que traería la paz al mundo. La conversión de Rusia empezó cuando Leningrado volvió a llamarse San Petersburgo, pero ha acabado como ha acabado: la Rusia reconvertida a la fe invadiendo Ucrania.

Yendo al fondo del tema, la verdad es que esta izquierda populista que tenemos está exagerando la influencia real de Bergoglio en la institución a la que ha puesto rostro durante doce años. Y la está exagerando por empatía natural con un papado marcado también por el populismo. De ahí ese entendimiento entre ambos, que no procede de la causa social sino de la sustitución de esta por la propaganda. Y es que, a la hora de la verdad, ni ha cambiado nada sustancial en la Iglesia católica ni hay un antes ni un después del paso de Bergoglio por Roma, como repiten los ‘Papagayos’ de la salsa rosa, ni «dejará un legado para la Historia», como dice el impostado de Bolaños. La aportación de Bergoglio a la Iglesia ha sido de gestos publicitarios. Ahí se las ha pintado como el propio Sánchez. Amagó con acercarse a los homosexuales, a los divorciados, a la mujer… Pero ni la homosexualidad ni el divorcio han sido dignificados doctrinalmente, ni la mujer ha salido del papel secundario que le han otorgado históricamente las tres religiones del Libro. Se comprometió con ir al fondo de las irregularidades financieras y los casos de pederastia, pero en ese camino se quedó a medias, dadas las siniestras resistencias internas que llevaron a la dimisión a Ratzinger. Al cardenal Becciu, Bergoglio lo metió hace dos años en el cuarto oscuro del Vaticano por fraude fiscal y malversación de fondos, pero ahora regresa para hacer valer su voto en la elección de su sucesor.

La propaganda, sí. En eso se han entendido perfectamente el Papa populista y el populismo político. Yo no diré que Bergoglio era un rojo ni un comunista ni un anticapitalista. Eso lo dicen la ultraizquierda y la ultraderecha. Diré que era un bienqueda cuyo testamento es ‘ahí queda eso’.