Juan Carlos Girauta-ABC
- Una vez pintas a alguien como a un putero, hoy nadie se atreverá a defenderle, ¿verdad? Pues que hagan memoria histórica del sátiro Negrín
Los linchamientos son abominables, y el de Ábalos no es una excepción. Si solo deploras las lapidaciones de los que son de tu palo, pero jaleas las decapitaciones de adversarios como una ‘tricoteuse’ en la plaza de la Revolución, entonces eres parte del problema. Los asuntos de bragueta se han mantenido en España, por fortuna, al margen de la lid política. Al menos como regla general. Lo de Roldán fue una excepción, y tengo para mí que lo que le empareja con el vaporoso caso Ábalos es su condición de sacrificio tribal. En ambos casos los socialistas ofrecen a uno de los suyos para que el populacho lo despedace.
Fueron las chorizadas de aquel director de la Guardia Civil las que le hundieron en la ignominia, Pero en el recuerdo quedó el personaje adherido para siempre a un flotador, a una sordidez tal de calzoncillos, lámparas, sofás y bragas que nunca una orgía fue más deprimente. Pero había fotos, y alguien en el Gobierno de González quiso que se vieran.
¿Dónde están las fotos de Ábalos? ¿Dónde el pretendido vídeo? ¿Qué demonios significa eso de las «fiestas con mujeres»? ¿Acaso deben las fiestas ser solo con hombres para resultar admisibles? Si ese hubiera sido el caso, seguro que nadie en el Partido Socialista osaría propagar el desahogo. ¿O les parece que hablemos de las saunas gays? ¿No podría haber ahí algo de proxenetismo? Ay, no, que sale lo del suegro.
A menudo he criticado a Ábalos, su estilo, esas maneras toscas que tan bien casaban con el advenimiento de la autocracia sanchista. Le he sacado punta en estas páginas a su recibimiento de la vicepresidenta venezolana, a las falsedades que siguieron y a la colección de maletas. Así que no defiendo al político Ábalos. Defiendo el derecho a no verse asaeteado por habladurías, a no pagar ostracismo porque una poderosa amiga de su ex use su mando y sus contactos para vengar ajenos agravios de pareja. Si hay algún delito que denunciar, adelante. Si hay pruebas de conductas reprobables más allá de los gustos y modalidades de lo lúbrico, adelante también. Si no, lo único reprobable aquí son las maledicencias, los titulares sin pruebas y el seguir la corriente a cualquier alto cargo socialista que, movido por querellas intestinas, y con la peor intención, ponga en marcha la máquina de triturar compañeros.
Una vez pintas a alguien como a un putero, hoy nadie se atreverá a defenderle, ¿verdad? Pues que hagan memoria histórica del sátiro Negrín y verán. Cuando el político entra en el dormitorio, fundido a negro. Salvo que las fiestas se las financie el erario, claro está. Para hacerle un Roldán a Ábalos, aporten pruebas de que se lo ha llevado crudo, como aquellos socialistas andaluces que se gastaban el dinero de los parados en putas y cocaína. Y que se ocupe el juez. Y que se lleve la merecida condena social. Mientras tanto, hagan otros el juego a las amigas apuñaladoras.