Para una vez…

IGNACIO MARCO-GARDOQUI-El Correo

Qué mala suerte tenemos. Para una vez que un político, en ejercicio del poder, nos cuenta la verdad, va y la cuenta donde no debe y cuando no corresponde. Me refiero a las declaraciones que hizo ayer el ministro Escrivá sobre el futuro de las pensiones. Las hizo por la mañana en TVE, horas antes del solemne acto en el que el Gobierno, la patronal y los sindicatos estamparon su firma debajo del ‘apaño’ de reforma del sistema de pensiones que, evidentemente, destripó. ¿Por qué? Pues porque allí todo eran parabienes y autoalabanzas ajenas a la realidad y él dijo ante las cámaras lo que ocultó, o al menos no defendió, en la mesa de negociaciones. Me refiero a la verdad. Los ciudadanos nacidos en las décadas de los 50 y los 60 del pasado siglo, pertenecientes a las generaciones llamadas del ‘baby boom’, deberán trabajar durante más tiempo y/o conformarse con cobrar una pensión menor. ¿Por qué razón, les ha cogido manía el ministro? No, qué va, sucede que, simplemente, no llegan los dineros y el agujero de las cuentas de la Seguridad Social crece y crece sin parar, como hacía la Nada en ‘La historia interminable’ de Michael Ende.

Si es así, si las cuentas están desequilibradas, alguien desconectado de estos asuntos y que tan solo se haya enterado del acuerdo firmado ayer mismo, con gran despliegue de trompetería y fuegos artificiales, pensará sin duda que incluye algún tipo de recorte en los gastos o algún intento de incremento de los ingresos. Tiene lógica. Estoy seguro de que usted haría los mismo si no le cuadran los números de su presupuesto personal. Elaboraría un plan para reducir gastos y buscaría algún modo de aumentar los ingresos.

Vale, pues ahora repase el acuerdo. ¿Qué ahorros propone? Ninguno. La prolongación de la vida laboral, que el ministro anticipa en televisión, deja de ser una obligación para convertirse en una mera posibilidad, eso sí, incentivada con dinero. Y el factor de sostenibilidad -¡qué nombre tan precioso y acertado!- se convierte en un factor de solidaridad intergeneracional que ningún dirigente ha encontrado tiempo para explicar cómo funciona. ¿Aumentan los gastos? Sí, claro, pues se asegura la revalorización de las pensiones con el IPC, no vaya a ser que se enfaden los millones de beneficiarios. Demasiados votos…

Hasta ayer, cuando le oí al ministro Escrivá, todo esto me parecía una especie de broma pesada. Ayer comprendí que era una simple tomadura de pelo.