Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
El mismo día en que la canciller Angela Merkel anunciaba un nuevo paquete de «impulso» a su economía por valor de 130.000 millones de euros, que se suman al billón ya comprometido en el mes de marzo, la gobernadora del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, estiraba el programa de compra de deuda en 600.000 millones más. No sé si saldremos de ésta, pero por falta de dinero no será. Hoy en día todo el mundo parece haber nacido en Bilbao. Me refiero, claro está, al sector público, porque en el privado las penurias se agolpan sin parar. El organismo europeo ha decidido que los Estados miembros -piense en Italia y España, pero no solo, pues se llevan un tercio del total- puedan endeudarse con fruición sin que tal glotonería penalice su solvencia en los mercados financieros y castigue a su prima de riesgo.
El mecanismo es diabólico: los Estados gastan; para pagar sus gastos se endeudan y para que el coste de la deuda no penalice en exceso a sus presupuestos, se la compra el BCE. ¿Y luego? Vaya pregunta más impertinente. Luego…, nada. Viviremos en un mundo inundado de liquidez, con mucho gasto social, poca inversión productiva y mucho paro. ¿Y luego? Bueno, ya vale de impertinencias y suspicacias. Hoy toca alegrarse. El Tesoro español proveerá de dinero al Gobierno, luego le venderá sus emisiones al BCE y éste se sentará encima de nuestros títulos, a la espera de… que mañana el sol salga por el este, que por otra parte es lo más probable.
Lo que más me gustó ayer fue la inclusión en el paquete alemán de una medida que pienso será eficaz a la hora de empujar a la recuperación económica. Me refiero al descenso de tres puntos en el tipo de IVA normal, pasando del 19 al 16%, y de dos en el tipo reducido, del 7 al 5%. El IVA grava el consumo y ahora necesitamos consumir para que gire la máquina de la economía. Cualquier descenso del IVA tiene una amplia repercusión sobre la recaudación fiscal, pero también la tiene sobre el consumo, de tal manera que lo que se pierde por un menor gravamen se puede recuperar por el efecto de un mayor volumen. La recaudación por IVA en España es menor que la media de Europa, en un 1,4% del PIB, pero si estamos en guerra y vamos a inyectar toneladas de dinero al sistema, esta vía puede ser una de las más eficaces para reconstruir la parte dañada por la pandemia que nos ha tenido encerrados a todos y sin consumir durante ya casi tres meses. Es más, yo sería más ambicioso y haría una reducción temporal, pero más agresiva. A ver si así se despiertan los bolsillos que tengan dinero.