ABC 10/11/14
· El apoyo al soberanismo dibuja una Cataluña dividida, con votantes entre el entusiasmo y el escepticismo
A diferencia de lo que explica el movimiento soberanista, los favorables a la secesión no son un grupo homogéneo sobre el territorio. Mientras que en la Cataluña interior el apoyo al proceso es intenso, en los grandes núcleos de población, particularmente en la Barcelona metropolitana, la adhesión al independentismo es muy desigual. Así, y pese a que en ciudades como L’Hospitalet (la segunda más poblada de Cataluña) o Badalona ERC avanzó de manera significativa en las últimas europeas, a pie de calle, y a falta de los resultados oficiales, la percepción era que la participación estuvo sensiblemente por debajo de la media
Dentro de Barcelona capital sucedió otro tanto, donde fue notorio que si en unos distritos la participación fue importante, en otros fue mucho menor. Como se dice, el soberanismo va por barrios.
Frente a los «colegios electorales», la actitud de los votantes era también de lo más variada, desde los más entusiastas, convencidos de que tras la votación la independencia se proclama pasado mañaña, a quienes lo analizaban de manera más fría. «He dado el doble sí porque me lo pedía el cuerpo, aunque si la consulta fuera de verdad hubiera votado diferente». Para Sandra Soriano, vecina del Ensanche barcelonés que ayer depositó su papeleta en el instituto Lluïsa Cura, la votación fue, sobre todo, una «demostración del sentimiento», casi como un voto de protesta.
«Como es de pega, me mojo»
«Hasta que no lo expliquen mejor no me comprometeré de forma seria con mi voto», aseguraba a su lado otra joven barcelonesa. «Como es de pega me mojo», remachaba. Otros vecinos del barrio acudieron a la cita con la pseudoconsulta con cierta desgana, aunque movidos por una «curiosidad morbosa». «Quería ver si venían los Mossos y precintaban esto», indicaba a este diario uno de los participantes. «Ya que estoy aquí votaré», aseguró. En el colegio Lluïsa Cura, como en otro también céntrico, el Joan Brossa, y en prácticamente toda la provincia de Barcelona, no se produjeron incidentes de importancia, sólo anécdotas, según precisaba uno de los coordinadores.
En todo caso, la «consulta» de ayer confirmó que el entusiasmo por la misma resultó muy heterogéneo. Así, por ejemplo, en el centro de votación en la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona, en las avenida de las Atarazanas (en el corazón del Raval barcelonés), los voluntarios pasaron la jornada más bien aburridos: pocos votantes.
Por contra, en la Escuela Pía de Sant Antoni, en el linde entre el Raval y el Eixample, la cola para votar era muy nutrida. En la Escuela Pía, integrada en la red de la escuela religiosa concertada que se ha adherido al «proceso», eran numerosas las personas con la camiseta amarilla que identifica al movimiento soberanista. Era el único símbolo visible en una votación donde, para aparentar neutralidad, se evitó en la mayoría de centros la presencia de «estelades».
Mucho más nutrida era la presencia de votantes en el centro de primaria Auró, en la Izquierda del Ensanche, donde la cola era la de un cine en día de descuento especial. Frente a la aparente movilización en estos centros, en otros el frío ambiental parecía haber contagiado a las filas secesionistas, como en el Pere Vila.
Fuera de la Barcelona metropolitana, el incidente más destacado se registró en Cardedeu, donde el colegio electoral fue desalojado durante el recuento, al aparecer un sobre en una urna que contenía polvo blanco. Por otra parte, en Pontons (PP), uno de los cinco municipios catalanes donde ayer no se pudo votar, la negativa de su alcalde fue contestada con pintadas independentistas en la fachada del Ayuntamiento, un ataque denunciado por los populares