JON JUARISTI-ABC

  • La pasión destructiva, disfrazada de fantasía igualitaria, parece inevitable porque anularla exigiría pensar demasiado

Todo imbécil se apasiona. Por eso el ideal de la Ilustración era una humanidad de pasiones dormidas, o al menos atenuadas. O de gasto rápido, como la Admiración. Cuando Joseph Warton elogiaba a la Noche porque en ella toda pasión duerme, incluso el turbulento Orgullo, pensaba seguramente en Addison, que oponía la ferocidad y persistencia de este a la Admiración, destinada a decaer a medida que se familiariza con su objeto. Contra la Soberbia no vale la Humildad, que suele ser uno de sus Disfraces, sino la Admiración.

En 1921, ante una Irlanda desgarrada por las pasiones políticas y a punto de despeñarse guerra civil abajo, Yeats escribió un poema apocalíptico, ‘La Segunda Venida’, que contiene aquellos famosos versos: «Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores/ están llenos de apasionada intensidad», es decir, llenos de la más intensa de las pasiones, el Orgullo.

Yeats parecía instalarse así en la tradición antipasional de la Ilustración británica, que es larga y abundante (Warton, Addison, Adam Smith, Hume…) pero creo que Yeats reescribía un raro poema casi romántico de William Blake, ‘Motto para las Canciones de Inocencia y de Experiencia’, que Blake compuso como epígrafe a su primer libro, de 1789, pero que quedaría inédito hasta 1868, año en que lo rescató Swinburne. Dice así: «Los Buenos son atraídos por las percepciones de los demás/ y no piensan por sí mismos/ hasta que la Experiencia les enseña a atrapar/ y enjaular a Hadas y Elfos./ Entonces el Rufián empieza a gruñir/ y el Hipócrita a aullar,/ y todos sus compinches revelan sus fines privados,/ y distinguimos el Águila del Buho». Gran poema. Chesterton lo veía poco acorde con la tradición británica y lo achacaba a la estirpe paterna irlandesa de Blake, pues los irlandeses «saben distinguir con nitidez entre las hadas y el bosque, como lo hacen Blake o Yeats». Tal lógica irlandesa explicaría que, como escribió Blake en otro poema (‘Augurios de Inocencia’), «puedes hacer el Bien si estás en medio de una Pasión/ pero no si la Pasión está en ti».

En 1992, Saul Bellow recurría al Motto de William Blake para explicar lo inevitable de la pasión disfrazada de fantasía igualitaria, porque, sencillamente, hay demasiado en que pensar: se requiere una formación imposible en muchas y muy variadas materias.

Eso es lo que hace tan atractiva la opinión prefabricada, y de ahí que nos quedemos sentados, mirando y escuchando los debates televisivos, seducidos por la perspicacia de anfitriones e invitados, donde los mejores, en el mejor de los casos, carecen de convicción, y los peores gruñen y aúllan despepitados, enfurecidos por intensas pasiones imbéciles. «No es de extrañar, concluía Bellow, que tantos de nosotros estemos muertos de miedo». Elf (‘elfo’) es sinónimo en inglés de ‘pesadilla’ y de ‘muerte’.