Editorial, EL CORREO, 4/6/12
El EPPK sesga de forma inmisericorde y sectaria los postulados de la izquierda abertzale
La declaración que el sábado hizo pública el autodenominado Colectivo de Presos Políticos Vascos ha sido calificada de decepcionante por todas las formaciones políticas menos por la izquierda abertzale, que ve en su contenido el socorrido «firme punto de partida». La expectativa de que los etarras presos pudieran aproximarse en sus planteamientos a la generosidad mostrada por las instituciones en torno a las vías de reinserción no solo quedó frustrada, sino que a estas alturas la escenificación de Gernika bien podría interpretarse como otro paso hacia atrás con el vano propósito de coger impulso. El lenguaje empleado en la declaración no es muy distinto a la actitud que muestran quienes comparecen en los juicios de la Audiencia Nacional. Su mensaje representa un cierre de filas que, como apuntó ayer el presidente del EBB Iñigo Urkullu, alinea a los presos en pos de los objetivos políticos que pretende la izquierda abertzale, condicionándolos al reconocer a ETA como su representante ante la eventual negociación de su excarcelación, y sacrificando mientras tanto cualquier posible mejora de su situación personal. El aval que los etarras conceden a la «readecuación estratégica» de la izquierda abertzale presenta la «decisión histórica» de ETA de «cesar su accionar armado» como la fase subsiguiente a que la banda terrorista haya «puesto de manifiesto la opresión que sufre este pueblo, dejando al desnudo el carácter antidemocrático de los estados». Semejante manipulación de los acontecimientos sesga de forma tan sectaria e inmisericorde los postulados de la izquierda abertzale que obliga a todas las formaciones democráticas y a cuantos colectivos y personas vienen perseverando por alcanzar la paz en libertad a proseguir la tarea de impedir el emponzoñamiento de la convivencia futura como si se tratara de una conquista de los violentos. Los etarras presos encuadrados en el EPPK no solo han querido mostrarse a una distancia sideral de los principios que rigen en el Estado de Derecho reclamando la amnistía, no solo parecen incapaces de aproximarse al principio de realidad que acompaña a su situación, además creen que encareciendo el precio de su desistimiento contribuyen a la «acumulación de fuerzas», confiriendo autenticidad a los pasos que dé la izquierda abertzale. A la sociedad vasca corresponde demostrar que sus valores y aspiraciones mayoritarias nada tienen que ver con las obsesiones del núcleo duro del extremismo abertzale.
Editorial, EL CORREO, 4/6/12