Pataleta infantil

ABC 23/09/16
LUIS VENTOSO

· Vuelve el animoso Sánchez con que quiere ser presidente

AYER en el mundo real, el de la gente mayor, el BCE facilitó el dato de que España es el segundo país de la eurozona que más empleo ha creado desde 2013, un 25% del total, solo superado por Alemania. En el mismo periodo, Italia y Francia juntas apenas han supuesto un 13%. El Banco Central Europeo atribuyó el éxito español a la reforma laboral de 2012 y recomendó a otros países que la imiten.

En el mundo de los niños, Sánchez tiene como medida estelar de su programa cepillarse esa reforma laboral nada más alcanzar La Moncloa con su «Gobierno del cambio». En realidad es su única propuesta relevante, amén del «no es no», obsesión que ahora remarca con un mohín resentido.

En el mundo real, el de la gente mayor, Felipe González bajó al PSOE del monte y lo convirtió en un partido socialdemócrata, que se desmarcó explícitamente del marxismo. González no quería saber nada de comunismos y comunistas. Además, ejerció un elemental patriotismo, hasta el punto de que «The New York Times» saludó su Gobierno como el de «un grupo de jóvenes nacionalistas españoles». En 1996, perdió frente a Aznar, pero por solo quince diputados y 300.000 votos (Sánchez está a 52 escaños de Rajoy y más de dos millones de votos de distancia). Aunque aborrecía a Aznar, González reconoció, por supuesto, que debía gobernar el más votado, una regla no escrita de la democracia española, y se acabó la historia.

En el mundo de los niños, Sánchez, un adolescente de 44 años, aspira a gobernar con un partido comunista de programa intervencionista y contrario a los negocios, que no sabe hacer la o con un canuto en economía y gestión, que alardea de que se debe amedrentar a los votantes conservadores y los empresarios, que quiere jugarse el país a la ruleta rusa con cuanto referéndum independentista se tercie. Además, Pedro quiere contar con el apoyo de los sediciosos sublevados contra España, pero también el de Ciudadanos, que ya le ha dicho que no, porque es un partido liberal y constitucionalista. Todo con solo 85 escaños, porque cuando llega el test de las urnas, los votantes no lo soportan, por su falta de ideas, su desagradable personalidad y su pasteleo con el nacionalismo. En diciembre sufrió una caída del 20% respecto al ya memorable batacazo de Rubalcaba y en junio todavía logró ir a peor.

A veces pienso que los opinólogos profesionales amasamos demasiado la realidad, que las cosas son más sencillas. España lleva ocho meses sin Gobierno, con la economía empezando a toser, solo porque un tipo no tuvo la decencia democrática de marcharse en la noche de 2015 en que perdió las elecciones aparatosamente. España está trabada porque un muchacho que solo había sido concejal, diputado de apretar el botón y tertuliano de medio pelo, se niega a dejar un cargo que le queda enorme, pero con el que nunca soñó, y no quiere retornar a la vida de a pie y a buscar empleo. España padece un culebrón esperpéntico solo porque algunos egos, Pedro, son más grandes que las torres Petronas y algunos patriotismos, más difusos que las pisadas de un ácaro.