Víctor Lenore-Vozpópuli
Admirar a Donald Trump es cien por cien compatible con defender España
De repente, lo habrán notado, la alegre tropa de columnistas, tertulianos y alquimistas de la demoscopia coinciden en una nueva cantinela: «No se puede ser patriota español y admirar a Donald Trump«. ¿Argumento principal? La subida de aranceles perjudica a las empresas españolas. Por supuesto, algunos de nuestros productos lo tendrán más complicado para circular en Estados Unidos, pero olvidan que no se puede ser patriota negándole a otro país la soberanía fiscal. Entonan su canto unísono con la arrogancia habitual, sabedores de que en la inmensa mayoría de las redacciones y de las tertulias no circulan voces que les vayan a dar réplica.
El problema de los productos españoles no son los aranceles de Trump, sino la legislación de la Unión Europea que ha permitido a los gigantes tecnológicos de Silicon Valley tributar en Irlanda por un tipo bajísimo por todo el dinero que generan en nuestro país. En su etapa de mayor éxito, el diario Público del millonario trotskista Jaume Roures tenía su sede fiscal en Holanda mientras nos sermoneaba sobre justicia social. También escogían Holanda para tributar grupos como U2 y los Rolling Stones, traicionando a sus países de origen. Así funciona la trampa fiscal de la Unión Europea, esa que casi ningún columnista cuestiona nunca. La UE no ha empezado a tomarse en serio estos delirios hasta hace unos pocos años, tratando de recobrar credibilidad tras escándalos enormes como el Qatargate.
Patriotismo insumiso
La mayoría de firmas ilustres que ningunean la cumbre de Patriots en Madrid nunca ha mostrado amor a España en sus columnas. Hay un pasaje de las recientes memorias de Giorgia Meloni, Yo soy Giorgia (Homo Legens), que resulta pertinente para este debate. Todo el texto destila su militancia soberanista, que podemos condensar en una de sus historias preferidas: el pasaje donde Plutarco recuerda a un rey espartano que odiaba a los extranjeros que se presentaban como proespartanos. “Compórtate como un patriota y te tratarán con respeto, compórtate como un siervo y te tratarán como a un siervo”, advierte el historiador. Es cien por cien compatible ser patriota español y admirar a Donald Trump, siempre y cuando admires la energía y determinación del presidente para defender los intereses de su país como aspiras a defender los del tuyo.
¿Por qué será que la palabra patriotismo pone tan nerviosos a políticos, periodistas y empresarios prosistema?
Por supuesto, el patriotismo español exige reclamar Gibraltar y desear que las bases estadounidenses abandonen el territorio nacional. También trabajar para que la Unión Europea no nos arruine con regulaciones absurdas y que Pedro Sánchez no nos traicione regalando ventajas competitivas a Marruecos. Antes que todo esto, necesitamos reconstruir algo que hemos perdido y que una nueva oleada de partidos ha puesto en primer plano, que es la necesidad de querer a tu país como se quiere a una familia. Líderes como Donald Trump, Viktor Orban, Marine Le Pen, Giorgia Meloni y Santiago Abascal comparten sintonía a la hora de poner a sus países como máxima prioridad para la reconquista de Occidente. Cada vez más votantes comprenden que estos nuevos movimientos occidentales tienen razón. ¿Por qué será que la palabra patriotismo pone tan nerviosos a políticos, periodistas y empresarios prosistema?