Patriotas, idiotas y pelotas

JUAN CARLOS GIRAUTA-ABC

  • El desaprensivo de La Moncloa está urdiendo un golpe de Estado y lo que se sigue imponiendo es pan y circo

Soy patriota por la España que fue y por la que puede llegar a ser, desde luego no por la que es. Son las ventajas de conocer la historia y practicar la prospectiva. Ha sido poner el punto a la frase y oír un grito unánime que rompe el silencio toledano y vespertino. Un grito de entusiasmo. ¿Qué dice? «¡Gol!» No sé de quién ni me importa un ardite.

El desaprensivo de La Moncloa está urdiendo un golpe de Estado y lo que se sigue imponiendo es pan y circo. Dicen que el fútbol es una pasión; las pasiones no se discuten, especialmente si no dañan a nadie. Así que lo molesto no es tanta euforia por lo que a mí me parece una insignificancia, al fin y al cabo esa pasión que desconozco no es solo española, creo que es mundial, aunque tampoco estoy seguro. No es eso, es la indiferencia.

El patriotismo de Sánchez se resume en su penúltimo dislate: lo de la amnistía lo hace por España. Una España que queda indefensa ante la anunciada vuelta a una declaración de independencia unilateral (Puigdemont ha sido claro en este punto), solo que desarmada: sin delito de sedición en el Código Penal y con la fatal circunstancia de que todo lo que condujo al golpe de 2017 será lícito. Es esta consecuencia de la amnistía, este anular la fuerza de las leyes y el poder de la Justicia, lo que simulan no entender los socialistas convencidos de ser demócratas, esos que siempre habían sostenido que la amnistía era inconstitucional.

Para colmo de males, está la frivolidad de quien debería organizar la respuesta, el líder de la oposición: Feijóo alabando a Puigdemont, Feijóo buscándole atributos positivos a Puigdemont para caer bien a los aprendices de brujo del Cercle d’Economia. Aprendices particularmente tardos, pues no les basta con lo experimentado hasta ahora, no extraen lecciones suficientes con lo desatado por su apoyo entusiasta al ‘procés’ y vuelven a jugar con fuego. Economistas o zascandiles con empresa, ni siquiera sospechan el daño que se están haciendo, lo que les espera cuando muera la seguridad jurídica, cuando el Derecho sea, sin remedio, un chicle que el poder político puede morder, modelar, estirar, hacer globos con él, retorcer y escupir. No es solo la majadería de esa pandilla cuyo crédito busca Feijóo porque la derecha materialista liga riqueza y sensatez; es el hecho de que Feijóo busque su crédito. Los tiempos, ciertamente, exigen otro tipo para encabezar la oposición, no uno que reclame un referéndum para conceder la amnistía. ¿Desconoce Feijóo los procedimientos de reforma de la Constitución? Porque sin una reforma no es posible la amnistía, por mucho referéndum que se celebre.PS: Y con esta columna me despido de ustedes. Ha sido un honor escribir en este diario de 120 años de existencia. Me han tratado bien y siempre han respetado mi libertad de expresión, pero es hora de explorar otros caminos. Gracias a todos por su atención.