Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 6/2/12
Apenas un día antes de que vencedores y vencidos en el Congreso del PSOE de Sevilla entendieran que Patxi López es un valor seguro para la rehabilitación de este partido, la radiografía del Euskobarómetro suspendía su gestión como responsable del Gobierno vasco. Así las cosas, el lehendakari sigue moviéndose en esa contradicción que supone, de un lado, el reconocimiento en España hacia su figura política, como se ha encargado de hacerlo Alfredo Pérez Rubalcaba, y de otro, en su propia casa, de duda permanente. En esta tesitura, no sería aventurado predecir que su futuro político dependerá posiblemente de qué factor acaba por desnivelar la balanza.
El pedigrí socialista de López es unánimente reconocido. Más allá de haberlo mamado en su casa, representa su ADN político. Supone para la ortodoxia del partido el prólogo de una hoja de servicios que luego alcanza su punto álgido con la histórica conquista del Gobierno vasco -apoyado por el PP de Antonio Basagoiti– en un territorio que solo había conocido el poder del PNV durante toda la etapa democrática y que fiaba su razón de ser a derrotar a la causa terrorista. El aplauso generalizado en España no tardó en llegar. Patxi Lópezllegó a ser considerado en 2009 español del año por un canal privado de televisión. Sin embargo, en Euskadi, su Ejecutivo merecía el suspenso en la primera encuesta a la ciudadanía, Patxi López era peor valorado que Iñigo Urkullu y el acuerdo con los populares provocaba un rechazo mayoritario.
Más de dos años después, cuando López encara el último año de una legislatura azotada por la falta de ingresos que le ha impedido expandir sus convicciones socialdemócratas, la suerte no le sonríe en Euskadi. La sociedad no cree que su Gobierno sea una garantía para encarar los efectos de una crisis que también se empieza a notar aunque sin la asfixia que atenaza al resto del Estado. Peor aún: el desgaste socialista, incluida la sangre, en la lucha contra ETA durante décadas tampoco se queda en la retina del ciudadano vasco. Y en este escenario de fatalidad, el tsunami abertzale a partir del cese de la violencia terrorista y el seguro caladero electoral del PNV amenazan seriamente toda opción del PSE-EE de repetir mandato.
Por todo ello, el área de Relaciones Políticas proporciona a Patxi López un futuro más posibilista y, de paso, proyecta su imagen de relevo generacional con causa y discurso dentro del PSOE. Mientras tanto, en Euskadi, apretará los dientes para luchar contra la adversidad y posiblemente en solitario porque el PP irá marcando distancias para encontrar ese discurso que, ya sin ETA, le permita seguir siendo necesario… incluso para el PNV.
Juan Mari Gastaca, EL PAÍS, 6/2/12