EL CORREO 10/02/13
· El líder del PSE es reelegido secretario general con el 88,9% de los votos y conforma una ejecutiva que mezcla juventud y experiencia.
· Los críticos alaveses quedan anulados en la nueva dirección y Prieto coloca a sus cargos más afines.
Patxi López arrancó ayer su cuarto mandato al frente del PSE con el apoyo contundente de la mayoría de los delegados socialistas presentes en el séptimo congreso del partido que este fin de semana se desarrolla en el Palacio Euskalduna de Bilbao y con el diseño de una nueva ejecutiva con la que intentará arrancar un proceso de renovación interno para convertir a la formación en el «referente» de la izquierda en Euskadi.
La dirección, que tendrá que ser refrendada hoy por los afiliados, supone una mezcla de juventud y experiencia, aunque el ‘núcleo duro’ permanece intacto con la única incorporación de Idoia Mendia, que será la nueva portavoz del partido y se ocupará de una secretaría de participación. Junto a López continuarán los que han sido sus dos principales hombres de confianza: Jesús Eguiguren, que proseguirá de presidente, y Rodolfo Ares, que recuperará la secretaría de Organización y Coordinación.
A partir de ahí, el equipo que dirigirá los destinos del futuro PSE sí incorpora varios rostros nuevos, como los del exalcalde de Lasarte, Jesús Zaballos; el exlíder de juventudes Ekain Rico; el exdiputado alavés Javier Lasarte; o los ediles en Zumarraga y San Sebastián Fernando Fariñas y Enrique Ramos, que pasará a desempeñar la función de secretario de Política Institucional, subiendo a la primera división política y aumentando su proyección. También estarán otros veteranos del partido, como Isabel Celaá, Vicente Reyes, que se ocupará de las Políticas Públicas, o la concejala en Sestao, Alexia Castelo.
La nueva ejecutiva contará con 22 miembros, casi la mitad de los actuales, que tendrán una dedicación casi preferente. Una decisión que ha supuesto que alcaldes como Carlos Totorika, José Antonio Santano, Tontxu Rodríguez y Mikel Torres pierdan peso teórico en la dirección. Sin embargo, en el caso del regidor de Portugalete es una retirada táctica. Aunque ha trasladado a sus compañeros que por ahora su prioridad máxima es gobernar el ayuntamiento vizcaíno, nadie duda de que su futuro está en la cúspide del PSE.
La gran novedad, aunque sobre ella se especulaba desde hacía semanas, es la entrada de Mendia en la dirección con peso específico. La exportavoz del Ejecutivo autónomo no formaba parte de la ejecutiva saliente a pesar de que desde hacía tiempo se había convertido en uno de los principales apoyos de López en el partido. Su puesto lo ocupaba hasta la fecha José Antonio Pastor, que verá limitada su función a la portavocía parlamentaria. Entre los veteranos continúan Blanca Roncal, Miguel Buen, Arritxu Marañón y Miren Gallastegi. Entre las incorporaciones Txema Oleaga y Azahara Domínguez.
Queda por resolver la situación de los críticos alaveses. Aunque también repetirá Natalia Rojo, adscrita en principio a este grupo, la integración en el equipo rector del PSE de los opositores a Prieto es nula. Los alaveses que formarán parte de la nueva dirección son todos afines a Prieto. Además de Lasarte están Patxi Lazcoz, Maite Berrocal y Cristina González, lo que supone un fuerte varapalo para los renovadores. A estas alturas, la salida consensuada es inviable y la semana que viene las dos corrientes llegarán al congreso territorial con listas enfrentadas. Una fractura que, previsiblemente, se hará notar en la votación encargada de ratificar hoy el listado de nombres pactado esta pasada noche por el núcleo duro del partido.
Será con esta ejecutiva con la que López pilote el rumbo del PSE los próximos años tras ser reelegido secretario general con el apoyo masivo de los delegados socialistas en una
votación que dejó claro que aunque su figura es la que con diferencia sigue generando más empatía dentro del partido, sus once años al frente de la formación y la frustración que en parte de las bases ha generado su paso por el Gobierno le han ocasionado un leve desgaste. La candidatura de López, la única que se presentaba, obtuvo 290 votos a favor, 36 en blanco y ninguno en contra, lo que se traduce en un 88,95% de apoyo. Una cifra contundente, pero un 9% inferior a la lograda hace cuatro años.
Un total de 393 delegados elegidos por la militancia en representación de las diversas agrupaciones locales y sectoriales estaban convocados al cónclave que se cerrará hoy con las intervenciones de López y Alfredo Pérez Rubalcaba, y la designación oficial de la futura ejecutiva, sobre la que ayer se mantenía un absoluto secretismo. De ellos, solo 326 ejercieron su derecho a voto. Sobre los otros no hubo noticias. Un relativo voto de castigo que también se trasladó al informe de gestión de la dirección saliente, que obtuvo 267 ‘síes’, 8 ‘noes’ y 41 papeletas en blanco.
Buena parte de ese voto crítico fue más testimonial que de fondo, aunque habrá que ver con qué apoyo sale elegida la nueva ejecutiva. En cualquier caso, López obtuvo el aval de sus bases para comenzar un camino de renovación que el PSE quiere realizar de forma escalonada y a medio plazo, con la vista puesta en las elecciones municipales de 2015 y con un objetivo peliagudo vistos los últimos resultados electorales: lograr que el PSE sea «el referente de la izquierda vasca».
Congreso sin ETA
El líder de los socialistas vascos reconoció que el partido no atraviesa por su mejor momento. «Estamos en horas bajas, es verdad», admitió en su discurso a los delegados en el primer congreso que celebran los socialistas vascos sin la amenaza de ETA. La imagen de centenares de escoltas desplegados en el recinto para custodiar a sus protegidos que durante años fue la estampa habitual de los congresos socialistas fue reemplazada ayer por un discreto despliegue de la Ertzaintza.
Un nuevo tiempo que López puso en valor, pero que ni de lejos ocupó una parte destacada de una prolija intervención –casi una hora– en la que, sobre todo, el dirigente socialista se empeñó en alabar su paso por el Gobierno. La cúpula del PSE teme que su salida del Ejecutivo autónomo provoque un desánimo general en la militancia, la sensación de oportunidad perdida. Para evitarlo, López y sus principales colaboradores insisten en que los réditos de su gestión se verán a medio plazo, sobre todo cuando el PNV recorte en los servicios públicos, y que todo el discurso político desarrollado durante los últimos años tiene que ser la base sobre la que se construya el futuro del PSE.
Por eso López volvió a apelar al «orgullo», al «yo estuve allí» como expresión épica de su paso por el Gobierno. En un ambiente más frío que en 2005 o 2009, cuando los socialistas caminaban con el viento a favor, su discurso no levantó encendidas pasiones. Pero, posiblemente, tampoco era un objetivo realista. De lo que se trataba, más bien, era hacer creíble ante sus afiliados y la opinión pública que el PSE tiene un proyecto renovador e ilusionante y que lo van a poner en marcha, por lo menos en sus inicios, los mismos dirigentes que han ocupado la dirección durante los últimos años.
Conscientes de que la imagen de una ejecutiva similar a la actual restaría fuerza al mensaje de renovación, los dirigentes del partido subrayan que lo verdaderamente importante es el fondo, el discurso. Y ahí esa reforma pasa por profundizar en la democracia interna, por impulsar las primarias, por abrir el partido a la sociedad…
La ponencia política que se aprobará hoy apuesta de forma decidida por celebrar elecciones internas para designar al futuro candidato a lehendakari, a diputado general y a alcalde de las principales ciudades vascas. La celebración de primarias siempre ha generado un cierto sarpullido interno desde la experiencia con Joaquín Almunia y José Borrell. Tras la retirada de Felipe González, el aparato del partido optó por el primero para secretario general, pero las bases colocaron al segundo como rival de José María Aznar en 2000.
EL CORREO 10/02/13