EL PAÍS, 22/11/11
Descarta incorporarse a una función ejecutiva en la dirección socialista que salga del congreso – Su objetivo es «asentar el nuevo tiempo de libertad y convivencia»
Hasta la próxima legislatura en Euskadi, Patxi López no añadirá ningún otro cargo político a su actual condición de lehendakari. Esta es, al menos, la previsión en la que coinciden el propio presidente del Gobierno vasco y sus compañeros de la dirección del PSE-EE. De esta manera, ambas partes entienden que quedaría abortado el extendido rumor de que su secretario general podría verse muy presionado a aceptar un puesto de relevancia en la futura renovación de la cúpula del PSOE tras la debacle del 20-N habida cuenta del reconocimiento a nivel nacional de que dispone ante la nueva etapa que afronta su partido. Esta posibilidad volvió a actualizarse ayer cuando se supo la convocatoria de un congreso socialista para el próximo mes de febrero. «No ocupará ningún cargo en Madrid porque nunca se puede elegir al que no se presenta», zanjó un miembro de la dirección del PSE-EE
López entiende que la crisis económica y el nuevo escenario político son, de por sí, razones suficientes para centrarse exclusivamente en su cargo de lehendakari, en el que «piensa agotar el resto de la legislatura». De hecho, en las últimas semanas ha mostrado una «especial preocupación» por algunos de los datos asignados a la economía vasca y que delatan una inquietante situación «a corto y medio plazo». A tal punto llega esta preocupación que el lehendakari ha reconocido en su círculo más próximo que «solo» un agravamiento de la crisis económica en el País Vasco «podría obligarle a adelantar las elecciones».
En el entorno de Lehendakaritza se admite que «la situación del PSOE le preocupa», en su condición de dirigente y de afiliado, pero que, sin embargo, «le ocupa sus obligaciones irrenunciables de hacer frente a la crisis, asentar el nuevo tiempo de libertad y convivencia, y evitar aventuras que en nada convienen a nuestra sociedad».
La configuración de un nuevo escenario político, en un marco de paz al que se ha llegado después de demasiados años de violencia, supone, según su cuaderno de gobierno, otra de las tareas perentorias sobre las que trabaja López. A partir de las conclusiones de la Conferencia de Aiete, el lehendakari es consciente de que las reivindicaciones soberanistas van a disponer de una referencia mediática «de tal intensidad» que, según sus temores, «puede impedir que no se acompañen las medidas económicas contra la crisis». Por si fuera poco, los resultados del pasado domingo desprenden una holgada mayoría nacionalista que azuzará la proyección de estas aspiraciones identitarias, acentuando de paso la división entre los principales partidos.
Con todo, López está preparado para encarar la política de desgaste que, especialmente el PNV, sufrirá a partir de ahora con mayor intensidad en base a las especulaciones sobre su futuro político. En el EBB, de hecho, ayer mismo, mientras analizaban los resultados del 20-N, mantenían la idea de que la presión de los órganos federales del PSOE hacia el lehendakari para que acepte un puesto en la futura dirección del partido le resultará «imposible» de rechazar y así se abriría la puerta al adelanto electoral. Desde el PSE-EE lo ven mucho más sencillo y acotan los plazos de una manera muy significativa: «hasta 2013 no hay nada que hablar sobre el futuro de López que no sea cumplir su mandato como lehendakari. Después ya se verá cuál es la situación», admitió José Antonio Pastor en ETB-2.
Por contra, los socialistas vascos no se fijan otro escenario para Patxi López que «agotar al máximo» la legislatura. Todas las voces del PSE-EE que ayer se dejaron oír coincidieron en el argumentario de descartar un adelanto de las autonómicas. «Los resultados de unas elecciones generales no pueden servir para que cambiamos las fechas de unas autonómicas, para que nos saltemos los plazos que marca la ley, para que incumplamos preceptos del Estatuto…», advertía ayer un miembro de la dirección socialista antes de entrar en la reunión mantenida durante la tarde, en Bilbao.
EL PAÍS, 22/11/11