Tonia Etxarri, EL CORREO, 4/6/12
El lehendakari necesita movilizar el voto de los sectores desencantados con el socialismo en plena crisis
Desde que el PP de Antonio Basagoiti le retiró el apoyo para gobernar con la mayoría suficiente, el lehendakari se encuentra sumido en la búsqueda de su propio hueco electoral. Porque su discurso, marcadamente social en lo económico, y populista en lo político, al presentarse como el abanderado de la defensa del autogobierno, ha encontrado el contrapeso que supone su decisión de poner una alfombra roja a la izquierda abertzale para que sus exigencias sobre la política penitenciaria tuvieran un paso cómodo.
Patxi López ahora necesita tiempo. Sabe que todas las encuestas indican que con la irrupción de la izquierda abertzale en las próximas elecciones autonómicas habrá menos escaños a repartir, desde luego, pero marcan la tendencia de voto solo favorable al PP. Y los dos primeros puestos estarían reservados de acuerdo con ese guión para el PNV y los herederos de Batasuna. Los sondeos se están cebando con los socialistas que, entre el nefasto paso de Zapatero por el gobierno de La Moncloa y su adaptación de la agenda de los herederos de Batasuna en política penitenciaria como hoja de ruta propia, no les auguran un resultado del que puedan presumir en las próximas elecciones.
Cuando el lehendakari insiste en transmitir que Euskadi no sufrirá recortes en los servicios sociales mientras él siga en la responsabilidad de su cargo, no es que se quiera mantener en Ajuria Enea por pura cabezoneria. No. Se trata de ganar tiempo. Los socialistas necesitan movilizar el voto de sus seguidores desencantados después de la situación tan empobrecida que dejó el anterior Gobierno de Zapatero y que, ante la aprensión de depositar el voto para una opción conservadora, pueden estar están tentados de no participar.
Ni un voto en casa. Parece un objetivo muy ambicioso cuando los electores constitucionalistas han visto que su esperanza depositada en la alternativa al nacionalismo aguantó con dignidad el primer año de la legislatura pero que, desde que la presión abertzale logró desviar la atención hacia su causa, empezó a resquebrajarse. Ayer, en la Fiesta de la Rosa, tanto Patxi López como Alfredo Pérez Rubalcaba celebraban que los gobiernos socialistas hayan podido certificar (ellos hablaban de liderar) el fin de la violencia de ETA. Pero, en el caso de Euskadi, deberían recordar que no habría sido posible de no haber contado con el apoyo del PP.
Ahora nos encontramos en un ‘impasse’ institucional. Tiempo muerto lo llama el PNV mientras la izquierda abertzale, sin Otegi como candidato, ve «posibilidades reales» de ganar las próximas elecciones autonómicas. Rufino Etxeberria dixit. Como la disolución de ETA no fue una condición que les impidió acceder a las urnas en los comicios municipales y legislativos, la izquierda abertzale, gracias al Tribunal Constitucional , se sienta en el Congreso de los Diputados, dirige la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de San Sebastián, entre otras instituciones. Sin haber exigido a la banda que se disolviera ni haber reconocido el daño causado por el terrorismo.
No han demostrado ser buenos gestores en Gipuzkoa en estos meses; de hecho empiezan a despuntar las primeras críticas serias de sectores empresariales que les dieron un margen de confianza y ahora comprueban que los gobiernos de Bildu no están resolviendo los problemas territoriales. Pero van a por todas. Les gustaría , entre otras cosas, dirigir el nuevo Parlamento. Rufi Etxeberria así se expresaba ayer en EL CORREO.
Si Patxi López se sienta sobre una carta de mapas verá un destino inevitablemente nacionalista. Quizás lo hubiera podido evitar, en colaboración con su socio preferente, si el rumbo del Gobierno del cambio hubiera estado marcado sin temblarle el pulso. Pero de la apuesta por la defensa del marco constitucional y la deslegitimación del terrorismo, quedan unos tímidos apuntes hacia las reformas de nuevos estatutos que van a ser utilizados por los partidos nacionalistas para presionar hacia un marco independentista, y un alineamiento con todo aquel que exija al gobierno del PP que se mueva.
La izquierda abertzale es tan hábil con su negocio publicitario que, una vez más ha sido capaz de levantar expectativas ante un acto de presos que resultó ser un globo pinchado. Lo más desconcertante es que, a estas alturas del recorrido, Joseba Permach asegurara que el acto de los presos, que siguen empecinados en conseguir la amnistía imposible, iba a ser histórico y muchos le compraron el «coche usado». Luego, claro está, vino la hora del lamento entre quienes habían olvidado que si la izquierda abertzale ha llegado hasta aquí no es por conversión democrática sino por «imperativo legal».
En la jornada de reflexión organizada por la vicepresidencia del Gobierno de Rajoy y el Ministerio del Interior para el próximo jueves, 7 de junio, catedráticos de derecho constitucional y administrativo y exvocales de la Junta Electoral Central estudiarán la viabilidad de reformar la Loreg para facilitar el derecho a voto de todos aquellos ciudadanos vascos que tuvieron que abandonar Euskadi por el acoso de ETA. El PNV y la izquierda abertzale coinciden en considerar esta idea como una intención de «pucherazo» electoral. Cuando ETA cometió su particular «pucherazo» eliminando del censo a tantos candidatos constitucionalistas no emplearon estos términos. Cabe esperar que el Partido Socialista, tan sensible con las vías de reinserción para los presos , no se resista a dar la oportunidad de reinsertarse en la democracia vasca a quienes fueron expulsados de ella por la fuerza. Voten a quien voten.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 4/6/12