Hay que reconocérselo. Sin Patxi López, portavoz parlamentario del PSOE en el Congreso, la vida política carecería de sal. Se entiende que deba expresar la posición fijada por los socialistas y todo eso. Pero nada ha vuelto a ser igual después de aquel «¿a ti qué más te da?«, espetado espontáneamente a un redactor de ‘ABC’ que le preguntó, en plena eclosión de puterío en el ‘caso Tito Berni’, si había más cargos socialistas implicados en aquella trama tan zafia de corruptelas en calzoncillos. Es Patxi López desencadenado.
López es a la política lo que de algún modo Don Juan Carlos era a su entorno, un tipo campechano. El graciosete del hemiciclo que se pone al micrófono y te vacila. De sincero, se supera a sí mismo cada vez que abre la boca. Rara vez es capaz de dejar un mensaje político de fondo. El último que se le recuerda fue cuando en pleno proceso de primarias, allá por 2017, con Pedro Sánchez a su derecha y Susana Díaz a su izquierda, le salió del alma aquello de «Pero Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?».
De aquello, esto. En teoría, Patxi López está para desactivar entuertos, apagar fuegos, templar gaitas. Pero nada. A menudo convierte su función en un ‘meme’ parlamentario de difusión masiva. Sinceramente, se agradece a López como factor de diversión. Pero se le nota demasiado en el gesto, en la mirada y en el argumentario que quien toma de verdad las decisiones se las traslada tarde y mal, y nuestro exlendakari López se limita a hacer lo que puede. No, definitivamente no está en el dominio del hecho. Se entretiene y nos entretiene, pero poco esfuerzo más se puede hacer para sonsacar de él visión de juego, cálculo táctico o fondo estratégico. A ver, no es Óscar Puente, que sí tiene gracejo y un máster en choteo público… Patxi López solo progresa adecuadamente. Un simple aprendiz, con esa pose de árbitro de segunda RFEF gesticulando con el dedo índice cuando pita un penalti en Arandina.
Todo el mundo se felicita… y viene nuestro Patxi a desbaratar el cuadro con la ‘boutade’ de la etiqueta «antisistema». Un hacha. Donde pone el ojo, pone la perdigonada»
Este jueves, y por aquello de levantar y rescatar a la mohína parroquia socialista con un relato que el PSOE va perdiendo tras el pacto con el PP por del Poder Judicial, Patxi López se nos vino arriba. Se creció. Así, sí. Como en el penalti. Mientras Bolaños decía estar «muy feliz» y Sánchez daba la bienvenida a Núñez Feijóo al «constitucionalismo», y mientras sus socios y aliados tomaban conciencia de que esta vez son ellos los engañados por el ejercicio de trilerismo de Moncloa -¿dónde está la bolita?-, Patxi López, «nuestro Patxi» de la bancada socialista, sostenía que el PP «deslegitima» al Tribunal Constitucional y a la Fiscalía General del Estado. Y que eso «es típico de un partido antisistema». Acaba de pactar con el PP, el partido de bulos, fangos, corrupciones y ultraderechas varias, todo el mundo se felicita… y viene nuestro Patxi a desbaratar el cuadro con la ‘boutade’ de la etiqueta «antisistema». Un hacha. Donde pone el ojo, pone la perdigonada. ¿El PSOE como cómplice de la ultraderecha corrupta, fangosa y antisistema? Oye, diles que salga Patxi y que diga lo que pueda. Y Patxi sale.
Su argumento no está mal en quien alcanzó la ‘lendakaritza’ solo porque contó con los votos del PP. Él…, cuyo partido comparte Consejo de Ministros con tipos que llegaron al Congreso de los Diputados arrojando un saco de cal viva sobre sus escaños. Él, que un día afirma que España es una ‘nación de naciones’ y otro dice que es una nación a secas. Él, que se alía con los ‘hombres de paz’ que contribuyeron a asesinar a más de 800 personas y que comparte partido con un tipo, delegado del Gobierno, que alaba el «patriotismo» de Otegi.
En un sistema, un sistema con leyes, normas y preceptos vinculantes para todos, lo antisistema es incumplirlas. Superar el marco. Romper la barrera. No hace falta que el PP, ni ningún pseudomedio, «deslegitime» al fiscal general del Estado. Lo hace perfectamente él solo, y con un éxito sobresaliente. Ya lo deslegitimó el Tribunal Supremo cuando sentenció que Álvaro García Ortiz incurrió en «desviación de poder» para designar fiscal de sala a su amiga Dolores Delgado, todo un ‘enchufe’ en la cúpula de la carrera fiscal. La deslegitimación viene de fábrica, como cuando hemos leído sus órdenes ‘imperativas’ por Whatsapp a otros fiscales para filtrar públicamente datos privados de una persona con el único objetivo de ganar un «relato» contra Isabel Díaz Ayuso. Inmenso argumento jurídico ese de los ‘relatos’.
Hay sentencias que no se dictan. Se fabrican. Y eso también es antisistema. No son solo resoluciones de las que el PP pueda discrepar. Son sencillamente la reconstrucción ideologizada de nuestro Derecho»
¿Deslegitimar al TC? El TC se deslegitima a sí mismo desde el momento en el que nuestro sistema consiente que un ministro, una directora general de Moncloa o un fiscal general del PSOE pasen a ser magistrados. Incluso, cuando admiten públicamente que de vez en vez hay que mancharse la toga con el polvo del camino. O sea, ensuciarse por el partido. Y más aún, cuando ese TC se extralimita de sus funciones y asume las del Tribunal Supremo, rebatiendo hechos ya juzgados, y no limitándose a analizar si se vulneraron o no derechos fundamentales mientras los condenados se sometían al proceso. Lo de los ERE es un artefacto ideológico y no jurídico, una burla al Código Penal. Y eso sí deslegitima el sistema. Hay sentencias que no se dictan. Se fabrican. Y eso también es antisistema. No son solo resoluciones de las que el PP, o cualquiera con sentido común, pueda discrepar. Son sencillamente la reconstrucción ideologizada de nuestro Derecho. O sea, la deconstrucción de nuestro Derecho. De nuestro sistema. Y eso también es antisistema. Como colar en un decreto de ayudas a Ucrania una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil que favorezca la amnistía del separatismo catalán. Pero esto sí forma parte del sistema para Patxi López. Y quien lo discuta, disienta, lo cuestione o simplemente exprese una mínima duda, además de un ultra es ahora también un antisistema…
A ver. Si es que a este Patxi desencadenado, a este López desahogado… le salió del alma. «¿A ti qué más te da?». Es mucho más que un lema despectivo y chulesco para presumir de legislatura. Es la voz del ventrílocuo sabiéndote hueco mientras tu jefe te maneja. Es, sin más, una manera de entender el poder resumida en una pregunta. Y cuando le pregunten sobre la ‘comisión de expertos’ que decidirá, según el PSOE, quién es periodista y quién pseudo-periodista, quién está dentro del sistema y quién es antisistema, replicará «¿a ti qué más te da?». Penalti en Arandina. Porque lo digo yo, y punto.
- Pero Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?
- Y tú Patxi… ¿tú sabes lo que es un antisistema? O más fácil. ¿Sabes qué es el sistema?