La justificación principal de ETA en las últimas décadas ha sido la de combatir el marco estatutario. Un sistema político fruto de la decisión libre de los vascos, en contra de lo que parece creer Currin. Así, una vía esencial para deslegitimar el terrorismo es defender la validez de ese marco, con independencia de que algunos deseen cambiarlo.
Una de las cuestiones que convierten al sudafricano Brian Currin en abogado de parte y no en mediador es que ha asumido como propias las posiciones políticas de la izquierda abertzale. Eso se nota en sus análisis sobre la situación del País Vasco o del conjunto de España.
En la entrevista publicada ayer en EL CORREO, Currin afirma que el proceso que quiere abrir a partir de la Declaración de Bruselas tiene por objetivo «la democratización de la política en el País Vasco». Insiste en otro momento en que la política vasca se encamina «hacia un sistema democrático integral». Es el mismo mensaje de Batasuna que habla de la necesidad de «articular un proceso democrático» cuando lo que se trata de resolver es su abandono de la violencia.
El sistema político vasco, en contra de lo que parecen creer Currin y Batasuna, es democrático desde hace más de tres décadas, con las imperfecciones propias de cualquier sistema parecido. Lo que no es democrático es el terrorismo que ETA ha venido practicando con el apoyo activo de Batasuna, hasta el día de hoy. La tarea pendiente es la de democratizar a los que todavía son terroristas y conseguir que acepten las decisiones que han ido saliendo de las urnas desde la transición hasta el presente.
El terrorismo etarra se ha mantenido desde 1979 como forma de rechazo del marco estatutario aprobado por la ciudadanía. El principal argumento de la izquierda abertzale en todo este tiempo ha sido su oposición al modelo autonómico nacido del Estatuto de Gernika. Ese ha sido, además, el eje de su pugna ideológica con el PNV por marcar la impronta del conjunto del nacionalismo y por empujar al partido nacionalista más allá del Estatuto.
ETA y Batasuna han buscado de manera sistemática que los demócratas hicieran autocrítica por las decisiones políticas de la transición con la aprobación de la Constitución y el Estatuto, entre ellas. Y cuando el PNV ha dado muestras de alejamiento del modelo estatutario, como ocurrió con el Plan Ibarretxe, ETA ha apuntado la operación como un éxito propio.
Dado que la justificación principal de ETA en las últimas décadas ha sido la de combatir el actual marco político, una de las vías esenciales para deslegitimar el terrorismo es defender la validez de ese marco estatutario fruto de la decisión libre de los ciudadanos vascos, con independencia de que algunos puedan albergar deseos de cambiarlo. La legitimidad del actual modelo de autogobierno vasco debe ser defendida frente a quienes han provocado centenares de muertos para cambiarlo.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 4/5/2010