Confirmado el fraude en las elecciones venezolanas, produce un enorme estupor que alguien creyera (los que lo hacían de buena fe) que una dictadura comunista (socialista e izquierdista) iba a entregar el Poder. Las dictaduras de izquierdas no abandonan el poder mansamente, eso sólo lo hacen las denostadas dictaduras de derecha. A ver si al fin admiten, culogordos izquierdistas españoles, especialmente los llamados intelectuales, que el asesino Pinochet era más demócrata que el asesino Chávez, el asesino Maduro o los asesinos Castro. Y sepan que lo dejo aquí escrito porque sé que los jode mucho. En este mundo siniestro y en esta Europa invadida por la demencia woke y el islamismo, hay que rebañar cualquier motivo de alegría.
Yo era muy joven cuando me encerraron, en calidad de prisionero y de esclavo, en un campo de trabajo forzado, mientras ustedes navegaban orgullosos por el mar de sangre comunista
Todavía espero, aunque sin esperanzas, alguna columnita de un cineasta (pienso en Almodóvar) un escritor o un periodista maoísta, comunista o castrista que diga: qué horror, yo apoyé a los matarifes, yo los defendí públicamente, yo limpié con mi talento la sangre de las manos y la cara de los asesinos, yo insulté y denigré a sus víctimas ¡los gusanos!, yo los presenté como salvadores de la Humanidad y adalides de la Libertad. Claro. Esperaré sentado. Pero. Quedan advertidos, no me sirve que se escondan detrás de la loca juventud. ¡Era muy joven, lloriquean! Bueno, yo también era muy joven cuando me encerraron, en calidad de prisionero y de esclavo, en un campo de trabajo forzado, mientras ustedes navegaban orgullosos por el mar de sangre comunista.
No estoy adscrito a ninguna ideología, sólo soy un hombre libre en el paisaje del mundo. Alguien que desprecia la palabrería, la hipocresía, el intelectualismo y el lenguaje grupal. Intento decir lo que quiero de la manera más clara, limpia y honesta posible. Sin miedo a ofender. Si nadie se ofende por lo que escribes es que lo escrito está muerto y no merecía ser escrito. Creo que les debía esta aclaración.
Y llegados a este punto, se hace imprescindible recordar al canalla de Juan Benet: «Creo firmemente que mientras existan personas como Solzhenitsyn, los campos de concentración subsistirán y deben subsistir. Tal vez deberían estar un poco mejor guardados, a fin de que personas como Solzhenitsyn no pudieran salir. (…) Nada más higiénico que el hecho de que las autoridades soviéticas -cuyos gustos y criterios sobre los escritores rusos subversivos comparto a menudo- busquen la manera de librarse de semejante peste»».
Soltó esto el rojo Benet en la televisión y salió disparado a tratar de follarse a la prometida de su amigo Luis Martín–Santos, que acababa de matarse en un accidente de coche. Este tipo de gentuza ha representado y representa la consciencia moral de la intelectualidad y de la progresía española. No en balde estamos en la sentina cultural y moral en que estamos.
Que grandes multitudes asalten Palacio, centros represivos y estaciones de policía y las arrasen. Las marchas pacíficas sólo sirven en países democráticos. En países comunistas siempre terminan en terror y muerte
Pero, no crean que por esperar sentado un, aunque sea mínimo, acto de contrición de la plaga intelectual izquierdista, roja y comunista, olvido que el izquierdismo progre, chavista socialista y castrista español (también llamado sanchismo) no es una convicción ideológica sino una superstición, y una culoperfumado y fumeta forma de vileza. A ver, lo diré otra vez, aunque comprendo que es inútil: la única forma de derrocar una dictadura de comunista, socialista y de izquierdas como la venezolana, es mediante la violencia. O bien armarse y plantar cara al dictador y sus asesinos (entre ellos muchos cubanos, ya Cuba ha desplegado sus tropas especiales en Venezuela, como es evidente en los vídeos que llegan de allá), o, esta es una segunda opción, cierto que menos efectiva, pero una solución a fin de cuentas: que grandes multitudes asalten Palacio, centros represivos y estaciones de policía y las arrasen. Las marchas pacíficas sólo sirven en países democráticos. En países comunistas siempre terminan en terror y muerte.
Eliminación de la alternancia
Lo más inquietante para los españoles libres e iguales, de lo sucedido en Venezuela, no tiene que ver nada con Venezuela, tiene que ver con el futuro de España y el plan de toma de poder indefinido de Sánchez y su pandilla, que no es otro que el despiece de España y la instauración de un madurismo a la española, es decir a lo pijo, lo blanco y lo europeo. Que tampoco somos sudacas, murmurará sardónico el Líder Supremo. El objetivo de Sánchez y su pandilla de corruptos chavistas y castristas (redundancia) es el mismo que el de Maduro y su banda de ladrones chavistas y castristas.
El ”pecado original” de los españoles es ser de izquierdas. Esto, aliado al tribalismo regional parásito y antiespañol catalán y vasco, permite impulsar el plan de eliminación de la alternancia política en el Gobierno. Que es el objetivo último de Sánchez y su pandilla.