LUIS VENTOSO-ABC
La malvada oposición no deja operar al estadista
PEDRO está disgustado. A su rostro asoma una cierta irascibilidad. Lo cual nos entristece a quienes lo admiramos y seguimos con atención su labor al frente de un Gobierno de cambio y progreso para todas y todos. A pesar de su campechanía y bonhomía natural, que tantas simpatías le están granjeando entre españoles de toda condición y que lo han situado al borde de la mayoría absoluta en el CIS de Tezanos, ayer al bueno de Pedro se le veía irritado durante la presentación de su dedazo a Pepu Hernández. Pedro está molesto y tuvo la gentileza de subir al atril para compartir con nosotros, sus múltiples fans, la razón de su malestar. Lo que lo tiene decepcionado es «la oposición sin escrúpulos» de PP y Ciudadanos.
Lo que está pasando resulta intolerable en una democracia: ¡hay oposición! Increíblemente, los mefistofélicos PP y Ciudadanos se niegan apoyar el proyecto de presupuestos de Sánchez, a pesar de que el Banco de España y la Autoridad Fiscal Independiente han destapado que el presidente no votado y la señora Calviño han inflado los ingresos y que esas cuentas son un tocomocho. Pero hay más, la «oposición sin escrúpulos» critica que el Gobierno de España esté sostenido por dos partidos golpistas y otro que es heredero de ETA. No entienden que Sánchez está protegiéndonos de los separatistas plegándose a ellos. La «oposición sin escrúpulos» es tan pejiguera que si El Presidente pilla un helicóptero del Estado para irse a la boda de su cuñao no les parece bien, y si se sube al Falcon para llevar a su mujer de cumbia playera, también protestan, y hasta pretenden saber cuánto cuesta el jolgorio.
Olvidando que Sánchez era una persona distinta antes y ahora –Celaá y Calvo dixit– pretenden que cumpla sus promesas y cese a quienes han utilizado pantallas fiscales para burlar a Hacienda (el ministro cosmonauta, Calviño, Pepu). La «oposición sin escrúpulos» es tan quisquillosa que no ve bien que TVE sea la televisión del PSOE y que su administradora provisional –que nunca se va– haya hundido la audiencia con tu sectarismo y poca cabeza. La «oposición sin escrúpulos», que no tiene entrañas, incluso alertó de que la foto de los ministros dando una bienvenida propagandística al Aquarius iba a provocar un efecto llamada (como así fue). La «oposición sin escrúpulos» incluso pretende que el Ejecutivo arregle la crisis del taxi, porque no entienden que un Gobierno Instagram posa, no trabaja. La «oposición sin escrúpulos» hasta continúa exigiendo que el presidente no votado explique los plagios en su tesis y en el libro sobre ella (y la serie de patrañas que encadenó para echar balones fuera).
La «oposición sin escrúpulos» demanda que Sánchez cumpla su palabra dada de convocar elecciones, porque son antiguos y ultras que no asumen que hoy en España la verdad es un concepto discutido y discutible, que diría Zapatero, y que si Sánchez dice una cosa y la contraria no está mintiendo, sino simplemente pensando muy rápido. En fin, que basta de obstaculizar la labor del Gobierno. Bastaría con que esta mezquina oposición tomase nota de cómo Pedro, maestro de la daga florentina, trataba al viejo Mariano.