Buen discurso de Alberto Núñez Feijóo en el Congreso de los Diputados con el inventario de las felonías y mentiras de un Pedro Sánchez quien anunciaba una ley contra la prensa, para intentar embarrar y justificar los escándalos de la corrupción y de tráfico de influencia por los que está imputada su esposa Begoña Gómez. Los que Sánchez atribuye a ‘bulos’ periodísticos y a los que ahora se ha añadido la denuncia de ‘apropiación indebida’ presentada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Novedad que aumenta la expectación y complica la comparecencia prevista para este viernes de Begoña Gómez ante el juez Juan Carlos Peinado. Una cita en la que la esposa del presidente del Gobierno podría acogerse a su derecho a no declarar diciendo que desconoce el alcance de la denuncia de la UCM, y protestando de la difusión de las imágenes de su primera comparecencia en el juzgado.
Crecen las acusaciones y a ellas se les podría añadir incluso un posible delito de malversación de fondos públicos, por el uso que Begoña Gómez hizo del Palacio de La Moncloa y del personal de la Presidencia del Gobierno en el beneficio de sus negocios personales. Lo que, por otra parte podría acabar implicando al presidente Sánchez que conocía y participó en reuniones monclovitas con los empresarios amigos o socios de su esposa.
Sánchez está dedicado prioritariamente a la batalla de opinión pública para desacreditar a los medios de comunicación que han investigado a su esposa
Como el tal Barrabés y puede que más empresarios, que fueron convocados por Begoña Gómez a La Moncloa. Como ya ocurrió con el rector de la UCM, Joaquín Goyache, que facilitó la famosa cátedra de Transición Social Competitiva, a pesar de que Begoña Gómez carecía de una licenciatura sobre esta materia.
Aunque, de momento, Sánchez está dedicado prioritariamente a la batalla de opinión pública para desacreditar a los medios de comunicación que han investigado a su esposa con un proyecto de ley -‘Ley Begoña’ se empieza a llamar- con el que nunca podrá censurar ni poner puertas al campo de la información.
Y menos aún en este tiempo de la globalización y las redes sociales, lo que permite difundir noticias y comentarios por todo el planeta y ubicar los medios españoles en cualquier lugar del mundo. Censura y control de la financiación medios por Sánchez (le obsesiona los de Madrid) que será imposible y a lo que se oponen los socios de Sánchez de PNV y Junts en defensa de los medios pro nacionalistas que financian los gobiernos vasco y catalán.
Sánchez ya sabe que su ‘Ley Begoña’ es imposible y, en consecuencia y por ello, ha decidido reforzar su actual dominio audiovisual con la creación de un nuevo canal de televisión nacional en abierto que podría recaer en el Grupo Prisa como cabe esperar.
Las razones de Abascal para romper con el PP
La segunda cuestión que Sánchez aportó, entre mofas y risotadas, en el debate parlamentario del miércoles fue la de la ruptura de la relación de Vox con el PP, que distorsiona el discurso de Sánchez sobre la extrema derecha por más que el presidente califique los pactos rotos de Feijóo y Abascal como una ‘relación abierta’, términos que Feijóo aplicó al ‘centro de negocios’ de La Moncloa.
Una ruptura de Vox y PP en cinco CC.AA. con la que Vox sacrifica a unos 300 cargos públicos de su partido y cuyo argumento de fondo está en el resultado de Alvise Pérez en las elecciones europeas con 800.000 votos y tres eurodiputados. A lo que se le añade la pujanza de la ‘extrema derecha populista’ de Marina Le Pen en Francia, Giorgia Meloni en Italia, Javier Milei en Argentina y el esperado triunfo de Donald Trump en los EE.UU. Así como otros notorios progresos de extrema derecha en Alemania, Holanda, Austria, Hungría, etc.
Lo que ha llevado a Santiago Abascal a la conclusión de que él necesita jugar en la ‘champiñóns league’ de la extrema derecha internacional y por ello necesitaba romper con el PP en pos de un discurso más radical ‘populista y patriótico’ donde la inmigración ilegal se ha convertido en la punta de lanza de Vox.
La legislatura se le está complicando a Sánchez por doquier, en los PGE y formación de Gobierno en Cataluña del PSC con ERC por oposición de las bases ‘republicanas’ y la amenaza de Puigdemont de volver a España
Un movimiento ultra conservador que lidera el Partido Republicano de EEUU a partir de la aparición en 2009 con el Tea Party de Sarah Palin con el populismo de la ultra derecha, que luego asumió Donald Trump y está dañando los sistemas democráticos de los primeros países de Occidente. Y al que se quiere sumar Vox para quitarse el sambenito de ‘apéndice’ del PP.
Ejemplo flagrante de la crisis democrática está en el control que ahora ejerce Trump -en su beneficio personal y político- del Tribunal Supremo de EEUU. A igual que ahora ocurre en España con el control de Sánchez en el Tribunal Constitucional, para intentar aprobar la ley de amnistía y proceder, como ha ocurrido, a la anulación de todas las condenas de la corrupción millonaria de los ERE de Andalucía.
Decisión esta con la que Sánchez ‘el magnánimo’ pretende reconciliarse con la ‘vieja guardia’ del PSOE, una vez que Chávez y Griñan fueron ministros de Felipe González y presidentes del PSOE. Y lo que se une a los indultos a los golpistas catalanes, la ley de amnistía y la ‘suelta’ sigilosa de presos de ETA, que Sánchez impulsó para lograr su investidura y mantenerse en el poder.
Aunque la legislatura se le está complicando a Sánchez por doquier, en los PGE y formación de Gobierno en Cataluña del PSC con ERC por oposición de las bases ‘republicanas’ y la amenaza de Puigdemont de volver a España para ser detenido y provocar así la repetición electoral catalana en el mes de octubre.
Por todo ello, Sánchez necesita ganar tiempo en el procedimiento judicial de su esposa Begoña Gómez -‘¡paren las rotativas!’ decía ilusa la portavoz del PSOE-, y por supuesto se niega a escribir esa ‘tercera carta’, de dimisión, que le pidió en el Congreso Feijóo. Lo que resulta imposible de imaginar, a la vista de la trayectoria y enfermiza ambición de poder de Sánchez, por lo que todo apunta a que resistirá una vez más. Aunque está perdiendo la batalla de la opinión publica que dañará, cuando toque, su perspectiva electoral