Javier Caraballo-El Confidencial

  • En política, como en el fútbol, el banquillo es primordial y hay que ir preparando a los futuros líderes, que ganen en experiencia de gestión y sean conocidos por el gran público

La crisis de Gobierno que había planificado el presidente Pedro Sánchez contaba en su primer esquema con José Luis Ábalos en el Ministerio de Defensa y con Iván Redondo en el Ministerio de Presidencia, pero todo se precipitó en las últimas horas por causas que, en el interior del PSOE, no consiguen explicarse aún. “Eso es un misterio que, como todos en política, se acabará conociendo, pero por el momento es posible que solo lo sepan el presidente y, quizás, Ábalos, aunque no estoy tan seguro. No hay más que fijarse en el detalle, que parece nimio, de que el propio José Luis Ábalos ha comentado que el presidente lo llamó el mismo sábado para decirle que dejaba el Gobierno. 

Una crisis así se madura mucho antes y se comunica con algunos días de antelación, mucho más si eres el número dos del partido

Una crisis así, obviamente, se madura mucho antes y se comunica también con algunos días de antelación, mucho más si eres el número dos del partido; el lunes anterior, por ejemplo, como ha confesado Isabel Rodríguez, la nueva ministra portavoz, asegura un experimentado dirigente del PSOE. En todo caso, lo que se confirma es que esta no era la crisis prevista por Pedro Sánchez y que, al final, sin embargo, pese a la convulsión inesperada, la jugada le ha salido incluso mejor de lo esperado si no se hubieran alterado abruptamente los planes.

Según lo que ha trascendido, la primera intención del presidente del Gobierno era mover a José Luis Ábalos de ministerio, quitarlo de Fomento (aunque la denominación actual es Transportes, Movilidad y Agenda Urbana) pero mantenerlo en el Ejecutivo con una cartera relevante, la de Defensa. A su vez, la ministra de Defensa, Margarita Robles, pasaría al Ministerio del Interior, en sustitución de Marlaska, Félix Bolaños estaba pensado para que se hiciera cargo del Ministerio de Justicia y, por último, la idea era que Iván Redondo ascendiera a ministro de la Presidencia. Ese era el primer esquema de la crisis de Gobierno que, según se afirma en el PSOE, se rompe al final, a partir de que el desencuentro de Pedro Sánchez con Ábalos lo hiciera salir del Gobierno y, por decisión propia, como un despecho, que abandonara también de forma inmediata la secretaría de Organización del PSOE.

Como fichas de dominó, las piezas del esquema inicial se van cayendo y esto conlleva la salida inesperada de Iván Redondo, como un efecto colateral, como veremos más adelante. Pero ¿cuál es el detonante para la salida de Ábalos? Ya está dicho que en el PSOE se mantiene como “un misterio” y solo se apunta, como posibilidad, que hasta el presidente del Gobierno hayan llegado rumores sobre las presiones empresariales y los círculos de interés que se habían creado en torno al ministro Ábalos y las inversiones de Fomento.

“No es que existiera nada raro, ninguna anomalía, nada que se intente tapar, no es eso: el presidente está muy atento a que ninguna irregularidad pueda afectar al Gobierno, y él mismo es, de hecho, mucho más exigente que la legislación que existe para contratos del Estado, que es muy severa para garantizar la transparencia de todo lo que se haga. En ese sentido, si el presidente tenía conocimiento de algunas presiones en ese ministerio, por eso se decide a cambiar de ministro, pero sin dejar tirado a Ábalos. De ahí la sorpresa de que, finalmente, haya salido del Gobierno”, sostienen las fuentes. Cuando Ábalos, en su despedida como ministro, afirmó, crípticamente, que su salida se debía a que “uno es la cabeza a la que golpear”, probablemente se estaba refiriendo a lo sucedido entre él y Pedro Sánchez.

¿Y qué tiene que ver Iván Redondo con la salida de Ábalos? ¿Por qué cae también el ‘gurú’ de Pedro Sánchez? Con la salida de José Luis Ábalos del Gobierno, además de la de Carmen Calvo, que sí estaba decidida de antemano, la crisis de Gobierno con Iván Redondo de ministro de Presidencia se hubiera interpretado como una crisis a su medida. “Si salen del Gobierno los ‘pesos pesados’ y entra Iván Redondo como ministro de Presidencia, todo el mundo hubiera dicho que esta crisis se había hecho para contentarlo y que, directamente, era él quien había dictado los cambios a Pedro Sánchez. Por esa razón, cuando se cae Ábalos, el presidente no puede mantener a Redondo como ministro de Presidencia, no lo puede meter en el Consejo de Ministros”. 

Por lo que ha trascendido, a Iván Redondo se le ofrece la posibilidad de continuar como director del Gabinete de Presidencia, pero lo rechaza y decide salir totalmente del Gobierno. ¿Fue también por despecho? No es lo que aseguran las fuentes consultadas, que resaltan la “valía y la generosidad” de Iván Redondo y la posibilidad de que, como ocurría antes de que trascendiera públicamente, siga asesorando y aconsejando externamente a Pedro Sánchez. “Iván dijo que si hacía falta se tiraba por un barranco para ayudar a Pedro Sánchez y eso es exactamente lo que ha hecho”. La ‘buena acogida’ que ha tenido en el seno del Partido Socialista su salida de la Moncloa, con el consiguiente beneficio para Pedro Sánchez, podría reafirmar esa interpretación, su salida como ‘un sacrificio’ en favor de su antiguo jefe.

El caso de Carmen Calvo, por último, es totalmente distinto a los anteriores y su salida no obedece a los enfrentamientos internos (por ejemplo, con Iván Redondo), a su papel de coordinación como vicepresidenta primera ni, mucho menos, a las tensiones con Podemos como socio de gobierno. De Carmen Calvo ya se dijo que tenía el reconocimiento de ser uno de los pilares del Gobierno de Pedro Sánchez, “pero también a los pilares les afecta la aluminosis y hay que cambiarlos”. Ella, como todos, no quería salir del Gobierno, pero la determinación del presidente para renovar, refrescar y regenerar el Gabinete era muy firme y estaba decidido a incorporar a primera línea a gente muy joven y valiosa.

En política, como en el fútbol, el banquillo es primordial y hay que ir preparando a los futuros líderes, que ganen en experiencia de gestión y sean conocidos por el gran público. Y, sobre todo, se crea la sensación interna de que nadie, por muy peso pesado que se considere, tiene el puesto asegurado en el Gobierno. También eso le ha salido bien al presidente en esta crisis: su liderazgo sale mucho más reforzado desde el punto de vista de la autoridad; ‘auctoritas’ y ‘potestas’, como sabían bien los romanos. A ver quién se lo discute hoy a Pedro Sánchez.