ABC 04/05/17
· ETA lo mató porque su empresa construía las obras para llevar el AVE al País Vasco
La Audiencia Nacional ha condenado a 44 años de prisión a dos etarras que asesinaron al empresario Ignacio Uría, tiroteado en la localidad de Azpeitia, el corazón de Guipúzcoa, con tres disparos a bocajarro en la cabeza el 3 de diciembre de 2008. El tribunal considera probado que Beñat Aguinagalde –condenado previamente a 32 años de cárcel por el asesinato del concejal socialista Isaías Carrasco solo unos meses antes, en marzo– y Joanes Larretxea «decidieron acabar con la vida» del empresario y sitúa a ambos terroristas en el lugar de los hechos aquel día.
Los dos etarras –a quienes los jueces atribuyen los delitos de asesinato terrorista, detención ilegal terrorista, robo de vehículo con fines terroristas y daños terroristas– tendrán que indemnizar a la viuda y a los cinco hijos de la víctima con 400.000 euros en concepto de responsabilidad civil. Por este asesinato, reivindicado por la banda terrorista ETA por la responsabilidad del empresario en los trabajos de construcción para llevar el tren de Alta Velocidad (AVE) al País Vasco, ya había sido condenado otro terrorista, Manex Castro, testigo en este juicio.
En 2008, ETA llevó a cabo una campaña de intimidación y terror contra la construcción del AVE en la que fue muy activo el comando «Ezuste», al que pertenecían los dos condenados.
Según la sentencia, los terroristas señalaron a Uría como objetivo «por la única razón de ser propietario y consejero delegado de una de las empresas adjudicatarias de la construcción del citado tren». La Audiencia Nacional no tiene dudas de que este comando cometió el asesinato y de que, como concluyó la Ertzainza, en ese comando Joanes Larretxea actuaba como «liberado» y Beñat Aguinagalde como miembro «legal», a sus órdenes. Este comando tuvo mucho protagonismo de octubre de 2008 a marzo de 2009, cuando fue desarticulado, en los estertores de la banda terrorista , que anunció el fin de sus atentados en 2011.
Llamadas delatoras
Según acreditaron la investigación y el juicio, dos terroristas del talde (subgrupo) Asti del comando «Ezuste» localizaron a Uría pasados cinco minutos de la una de la tarde. El empresario se encontraba donde siempre: entre el bar Kiruri y las oficinas de su empresa, «Altuna y Uría», que trabajaba para llevar el AVE al País Vasco. Los etarras esperaron a que Uría saliera del restaurante y cuando se introdujo en su vehículo, «se le acercó uno de los integrantes del comando y le disparó a bocajarro tres disparos con una pistola semiautomática del calibre 9 mm», relata la sentencia. Los dos etarras huyeron en un coche que robaron previamente y a cuyo propietario tuvieron maniatado durante horas.
El tráfico de llamadas entre los terroristas ha dejado acreditado que los Larretxea y Aguinagalde se encontraban cerca del lugar de los hechos cuando sucedió el asesinato. Los jueces explican que no existen dudas sobre la participación de Larretxea, que formó parte de las 4 o 5 personas que lo cometieron, «bien aprobando y dirigiendo» el asesinato, que se cometió de forma alevosa, sin permitir a la víctima evitar la agresión. Larretxea ya había sido condenado, entre otros, por 25 intentos de asesinatos terroristas.
En el juicio, el agente que practicó el atestado identificó a Aguinagalde, estudiante de medicina que entonces tenía 23 años, como el autor material de los disparos. Otros indicios apuntalan la implicación de Aguinagalde, como la utilización en el atentado del vehículo que le prestó un amigo o su silencio ante las acusaciones en el juicio.