Se les ha bombardeado a los navarros durante la campaña con lo de que Navarra sería lo que ellos quisieran. Y por si acaso, acudieron en masa a las urnas. Votaron por una comunidad plural, desde luego, pero con cierto orden de prioridades: UPN casi le dobló en porcentaje a la segunda fuerza, Nafarroa Bai. ¡Qué se le va a hacer!, es lo que han votado los navarros.
A medida que se van desvelando los entreactos de los últimos cuatro años de negociaciones entre el Gobierno y ETA, los datos revelan que los temores expresados por el PP, ciertamente mal explicados en ocasiones al no poder discernir las sospechas de la realidad oculta (ocultada), estaban más que fundados. Que el entorno de ETA-Batasuna ha conseguido colarse en las instituciones locales (después de cuatro años de ausencia), es una constatación de la que dan fe, ahora, los propios dirigentes socialistas con la expresión de unos miedos que no exhibieron en su día.
O como se debe entender que ahora el portavoz López Garrido insinúe que no se fía de ANV (la legalizada, la no impugnada, la que se va a sentar en los asientos de las 437 concejalías, con sus 25 alcaldías con mayoría absoluta y otras 15 con mayoría relativa del Pais Vasco) al decir que habrá que estar muy pendientes de esta formación «por si incumple la Ley de Partidos». ¿Por qué no transmitió su temor antes de las elecciones a Conde-Pumpido?
La segunda confirmación, una vez han salido los trapos a relucir, es que el cambio jurídico político en las instituciones navarras, así como la autodeterminación del País Vasco, era otra de las exigencias de la banda.
De ahí que no fuera casualidad, ni frívolo, ni extemporáneo que el presidente del PP, Rajoy, hablara de ello al finalizar su reunión con el presidente Zapatero y quiera esperar a ver, en estas dos cuestiones, la corrección de la política del Gobierno. De aquí al próximo sábado, pues, la mayor atención se centra en Navarra. Por las exigencias que pretendieron arrancar los negociadores de ETA en su momento y porque se ha disparado un concurso de lectura de los resultados electorales en la comunidad foral, que no tiene precedentes.
Pobres navarros. Se les ha bombardeado (con perdón) durante toda la campaña diciendo que Navarra sería lo que ellos quisieran. Y ante semejante obviedad, y por si acaso, acudieron en masa a las urnas. Y votaron por una comunidad plural, desde luego. Pero con cierto orden de prioridades. Revisemos: el partido más votado, UPN, que casi le dobló en porcentaje a la segunda fuerza, Nafarroa Bai. El tercero, el PSN. Es cierto que el vasquismo de Navarra se ha asentado. Por delante del socialismo, incluso. Pero la primera fuerza sigue siendo la del partido de Sanz. ¡Qué se le va a hacer! Eso es lo que han votado los navarros.
Despejada la incógnita del Ayuntamiento de Pamplona porque el socialista Puras no ha querido arriesgarse a coincidir en nada con ANV, los lectores de votos ven con normalidad que, en el Parlamento foral, los terceros desbanquen a los primeros. ¿Y si aprendemos de los franceses y adoptamos las elecciones con segunda vuelta?
Más que nada para no alterar, con los pactos, la voluntad de los votantes. Seguro que al socialista canario López Aguilar le parece una idea estupenda.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 13/6/2007