EL MUNDO – 02/07/16 – LUCÍA MÉNDEZ
· Pablo Iglesias tenía sobre su mesa en la campaña electoral un libro: El juicio político de los expertos, escrito por Philip Tetlock, profesor de la Universidad de Pensilvania y muy celebrado científico social. Es un trabajo más académico que divulgativo a propósito de los fallos que cometen los expertos y analistas a la hora de hacer predicciones políticas.
La Historia es pródiga en errores de juicio y diagnóstico que son desmenuzados por el profesor. En sus investigaciones empíricas sobre la actuación de los expertos, Tetlock demuestra que no superan demasiado en aciertos a un orangután lanzando dardos o a un algoritmo, a pesar de la fe que la sociedad sigue depositando en los nuevos oráculos.
No me negarán que el libro viene al pelo después del 26-J. El fiasco de las encuestas ha llevado a una legión de politólogos, sociólogos, analistas, responsables de empresas demoscópicas y periodistas a desfilar cubiertos de ceniza por haber visto el sorpasso con los ojos cerrados.
Nuestra merecida penitencia, sin embargo, se queda corta al lado del estrés postraumático que sufren Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y el resto de los dirigentes de Podemos. El no sorpasso les ha dejado planchados como esas figuras de dibujos animados cuando los atropella un camión.
Los dirigentes de Podemos estaban mal acostumbrados. Desde que nacieron han ido encadenando éxitos, superando los obstáculos que –a veces con malas artes– se le han puesto en el camino. Incluso han superado los obstáculos colocados por ellos mismos. El trauma igual es un poco excesivo para un partido recién creado que tiene un grupo parlamentario de 71 diputados. Es de suponer que una reflexión serena les permita descubrir dónde estuvo su error de juicio. Al margen de la eficaz campaña del miedo de sus adversarios.
El libro del profesor le será de ayuda a Iglesias para esa reflexión. En un capítulo asegura que a veces «los analistas tenían la teoría correcta pero no entendieron el mundo real». Pablo Iglesias, que es político a la vez que experto, estaba convencido de que podía ser presidente del Gobierno. Así, a la primera. Creía tener la teoría correcta, pero perdió de vista a la España real. Y quizá sea poco realista pensar que La Moncloa es compatible con ser el presentador de un programa que se llama Fort Apache.