Peor que una tontería

HERMANN TERTSCH, ABC – 08/04/15

· Es imposible. Grecia no cabe en la Unión Europea. No cabe porque no quiere. Se ha intentado por todos los medios. Se han hecho todos los esfuerzos. Los han hecho los gobiernos y las opiniones públicas de todos los países miembros de la UE. Hasta ahora siempre había funcionado. Con todas sus dificultades y diferencias, desde el comienzo de la andadura europea común, siempre se ha llegado tarde o temprano a un punto de encuentro, de conciliación de intereses, con voluntad de acuerdo, con buena voluntad.

Por primera vez resulta imposible. Cada vez son más los que llegan a la misma conclusión de que los griegos eligieron en enero a un Gobierno que resulta incompatible con su pertenencia a la UE. El último gesto griego es la provocación consumada. Que nadie calificará en Alemania como tal. Donde todas las cuestiones relacionadas con el pasado nacionalsocialista son objeto de un trato exquisito en su formalidad. Pero a nadie se le oculta que la exigencia oficial de reparaciones de guerra a Alemania con que ayer se destapó el gobierno griego quiebra toda posibilidad de entendimiento. Y condena al fracaso los últimos intentos de la Gran Coalición que dirigen Ángela Merkel y Sigmar Gabriel por impedir esa salida de Grecia del euro que la sociedad alemana y muchas otras demandan cada vez con mayor vehemencia.

Cuando se esperaban las propuestas de reformas que de una vez por todas dieran algo de credibilidad a los planes del gobierno griego y posibilitaran la reapertura de las ayudas, llega un sobre de Atenas pero con contenido muy diferente. El Gobierno de Alexis Tsipras pide formalmente 278.700 millones de euros a Alemania por los daños estimados por una comisión parlamentaria en Atenas. Como decían ayer con amargura en Berlín, podían ser tan exactos y hábiles con los otros números y cálculos.

Un día antes de la visita de Alexis Tsipras a Rusia, el gobierno griego decide tratar a Alemania como a un enemigo y exigir lo imposible para que todos los esfuerzos posibles de solución interna en la UE fracasen. Un chantaje sobre otro. Es la única política que Tsipras parece capaz de concebir. Allá va al Kremlin con su exigencia de reparaciones a Alemania, donde le espera un Vladimir Putin, cuyo principal objetivo político exterior es la destrucción de la Unión Europea. Allí recibirá Tsipras un trato preferente y mucha comprensión. Para aumentar los chantajes a Europa.

Con el fin tan inviable como absurdo de lograr que la UE rompa reglas y principios básicos para financiar a fondo perdido un proyecto de régimen socialista en Grecia. Este disparate histórico puede tener muchas causas y culpables. Pero el hecho ya no controvertido es que el gobierno de extrema izquierda de Grecia no quiere cumplir ni su palabra ni los acuerdos ni las reglas. Y su permanencia en la UE se hace por ello del todo imposible. Esto no quiere decir que Alemania vaya a despreciar las exigencias de reparaciones del gobierno de Syriza. Aunque jurídicamente nada se le puede ya exigir. Pero todo lo que logren quizás sacar las autoridades actuales griegas en gesto simbólico alemán nunca compensarán el inmenso coste de la ruptura.

Y la UE entra en una nueva fase con el precedente de un país que se va por incompatibilidad ideológica. Como dijo ayer el vicecanciller Sigmar Gabriel, siempre esforzado por defender a Grecia en Alemania, “solo puedo decir que es una gran tontería”. En Berlin eran pocos los que aun se resistían a aceptar que Grecia se tiene que ir. Desde ayer son aun menos.

HERMANN TERTSCH, ABC – 08/04/15