Es cuestión universalmente admitida que Pedro Sánchez es un flete en el ámbito doméstico y una perfecta nulidad en asuntos internacionales. No ha habido presidente de turno de la Unión Europea más propenso a hacer el ridículo: es el único gobernante europeo que no ha viajado a Israel ni se ha entrevistado con su homólogo, Benjamin Netanyahu, pero sí se entrevistó en Egipto con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas. A ver, buena se le iba a poner la Belarra en otro caso, esa ministra a la que no puede destituir. El presidente europeo no puede convocar el pacto antiyihadista porque sus socios de coalición son todos yihadistas.
Han pasado 17 días desde que el Rey encargó a Sánchez ensayar la investidura, con unos resultados más bien magros. Ni siquiera sus socios de Sumar le han prometido su apoyo. Hasta la fecha, Sánchez solo tiene el apoyo de sus 121 escaños y de los 5 de EHBildu, que no se lo acaban de creer: “Es increíble lo barato que nos ha salido el blanqueo”. El jefe de la banda, el avezado secuestrador Otegi ha sido el más empecinado defensor de que sus 6 escaños apoyen a Sánchez.
Otro tanto cabría decir de los golpistas catalanes, que además de su pugna con los socialistas tienen se tienen una animadversión aún más aguda entre ellos mismos. Junts reclama la presencia de un relator internacional; Esquerra en esto se muestra más transigente. LO que los de Puigdemont tienen clavada como una espinita en el corazón es que los socialistas madrugasen la alcaldía de Barcelona a Trías para dársela al socialista Jaume Collboni con el apoyo de los comunes y del PP. Aquí se ve la justificada prevención del sanchismo contra la derecha: no paran de maquinar para impedir los acuerdos de Pedro Sánchez con sus socios catalanes. Aparte de la cuestión de la pasta, entiéndase financiación autonómica. Ya lo contaba Azaña en sus diarios al reproducir su conversación con Negrín sobre los nacionalistas: “Y mientras tanto, venga a pedir dinero y más dinero”.
Junts también plantea que la alcaldía de Barcelona contemple un turno rotatorio al frente del Consistorio. O sea, que transcurrido un cierto periodo del mandato, Collboni le ceda la vara de mando a Xavier Trías. Bueno, también podrían resolverlo por sorteo. Total, qué más le da a todo el mundo. También podrían establecer un acuerdo institucional para que el Barcelona ganara la liga al Real Madrid, sin necesidad de que participen en el enjuague los Negreira o los De Burgos Bengoetxea, que este mismo sábado le birlaba el partido al Madrid frente al Sevilla, comiéndose un gol de Bellinghan y un penalti a Vini.
El error de cálculo del doctor Fraude es que, cuanto más trasciende su debilidad negociadora, tanto más apuran sus socios para apretarle las clavijas. El PNV aprovechará hasta el último segundo para sacarle el reconocimiento de Euskadi como nación. Y así todos.
El presidente popular, Alberto Núñez Feijóo hizo un diagnóstico preciso en el mitin que protagonizó en la plaza del Ayuntamiento de Toledo, donde aventuró que en el caso de que el candidato consiguiera la investidura, lo que formará “será un Gobierno roto” cuyo final será la amnistía. Probablemente recordará el lector las acusaciones que el sanchismo en pleno hacía a Feijóo de perder el tiempo en un imposible, 172 apoyos en pocos días. Sánchez ya lleva 17 y solo ha conseguido 127. Y ha conquistado a su jefe, que es un terrorista.