TEODORO LEÓN GROSS-ABC
- Frente al amateurismo del PP, hacen ‘merchandising’ hasta de la corrupción
El domingo, hora y media antes de conocerse los resultados, la portavoz del PSOE atendía a los medios vendiendo con entusiasmo su gran resultado. Se entendía que ella conocía el escrutinio y no podía disimular su alegría. De ahí a las once de la noche, esos medios asumieron el marco del empate; y ya no salieron de ahí en toda la noche por inercia, a pesar de los cuatro puntos de margen en la victoria del PP, un triunfo aplastante que, salvo el momento estelar de Ciudadanos en 2019, no se veía desde el siglo XX. Pero el PSOE, una vez más, exhibió su talento para vender un ‘relato’. Los derrotados transmitían su éxito (sólo al final mostraron cierta debilidad al evitar salir Sánchez para no reconocer la victoria del PP, pero ya era tarde) y los ganadores se tambaleaban con un aire confundido. Así quedó fijado el marco. Todavía ayer ‘El País’, el gran diario sanchista de la mañana, titulaba con la resistencia del PSOE y la derrota del PP en sus expectativas. Resistencia socialista vs. Derrota popular… Con todo descaro.
La portavoz socialista después despreciaría a Feijoo, como ganador, por «ultraderechista confeso». Ahí es nada: ¡ultraderechista confeso! La sede de la máquina del fango es Moncloa. Han llenado la campaña con el invento de la «Internacional Ultraderechista». Después se santiguan escandalizados como beatonas hipócritas, pero son ellos los que mantienen la llama de «la ultraderecha» ardiendo a tiempo completo, convirtiendo incluso a Alvise de ‘outsider’ chusco en ‘prota’ con ínfulas. Asumen el precio del relato distópico para movilizar al votante de izquierda. No hay periodista de la prensa sanchista que se salga de ese ‘frame’. Incluso en TVE jamás mencionan a alguien de Vox sin decir «ultraderechista», «líder ultra» o «político de extrema derecha». En cambio, jamás califican a alguien de Bildu, Esquerra o Podemos. Ese espacio se blanquea como «la izquierda de la izquierda». Mientras la prensa liberal y conservadora mantiene cierto decoro de estilo, ahí manipulan el lenguaje a calzón quitado.
En Moncloa fichan a brillantes artistas del ‘relato’. Ayer mismo la tropa de Bolaños, capaz de repetir mil veces que «la Comisión de Venecia avala la Ley de Amnistía» según la regla de Goebbels, insistía en la letanía de la concordia horas después de que los soberanistas se hicieran con la Mesa del Parlament, definida como «antirepresiva» con la matraca del ‘lawfare’. Nada de permitir que la realidad pueda estropearles un buen relato. Pilar Alegría, la multadísima portavoz tramposa, no rectifica sobre Tezanos, al que definió como «el sociólogo que acierta en las encuestas», después de fallar el 100% de su quiniela, por supuesto a favor de su partido. En el territorio comanche de la posverdad, la información no puede frenar los eslóganes ‘prêt-à-porter’ para las cámaras de eco de sus redes. Frente al amateurismo del PP, hacen ‘merchandising’ retórico hasta de la corrupción, del ‘hit’ del Perro Sanxe a ‘Free Bego’.