Jon Juaristi-ABC

  • ¿Es Miguel Tellado un auténtico periodista?

Óscar Puente, cuyo apellido arrastra el gafe de dejar sin puentes a los millones de potenciales practicantes modestos del turismo de corta duración, compareció a finales de la pasada semana para asegurar que el máster de Dirección Política que consta en su currículo es perfectamente legal, en contra de lo que le recriminaba Miguel Tellado, al que acusó, a su vez, de atribuirse una titulación de periodista que no posee. También el apellido de este último pesa fatalmente en su desinflada réplica al Puto Esclavo, como si, para este campeonato de malevaje que tanto prometía, Tellado tuviera mellada su navaja de Ockham.

Porque, así como el de Fomento reconoció que su máster era un titulete de chichinabo expedido por la Escuela Jaime Vera, que es algo así como la Escuela de Mandos de Falange pero en socialista, Tellado el Mellado terminó mascullando que su condición de periodista se reducía a haber escrito en periódicos.

Esto es un sindiós, y ya está bien. Por supuesto, la gente está convencida, aunque no lo diga, de que el noventa por ciento de los currículos de los políticos son de pega, y que si seguimos por ahí, las universidades públicas y privadas se van a vaciar al abalanzarse en masa todos los estudiantes sobre las sedes de los partidos exigiendo su afiliación y promoción inmediata a cargo autonómico (como mínimo) por haber aprobado en primero una asignatura más que Chomin de Amorebieta.

Así no vamos a ninguna parte. Casi que voy a estar de acuerdo con la Vicepirada, que prorrumpía el otro día en medio del fregado –y nunca mejor dicho– al grito de que España será un país maravilloso cuando tenga un Gobierno de limpiadoras, por ejemplo. Pero decía esto después de que el Gobierno realmente existente borrase de la web de Moncloa tres de sus currículos, y cabe recordar que ella misma se sacudió del gabinete a la única ministra cajera de supermercado que tenía en su fenecida coalición (también es cierto que la fulminada tenía o decía tener un título de psicóloga, vaya usté a saber).

Creo que Tellado habría debido defender con más brío su condición de periodista. De hecho, el título de periodista (el carnet, para ser más exacto) se lo inventó el franquismo para tener más controlada a la prensa. Ninguno de los grandes del viejo periodismo anterior a la guerra civil pasó por una facultad de tal cosa. Las escuelas de periodismo eran las redacciones de los periódicos. Yo mismo, aquí donde me tienen, me arrogo dicho oficio, pero es que soy de Bilbao, y en Bilbao llamábamos periodistas incluso a los voceadores callejeros de la prensa diaria, antes de que la fachosfera digital terminara con dicha especie. Y tampoco es que haya que ponernos estupendos. Recordemos que los de la generación del 27 –especialmente Cernuda–, cuando querían insultar de verdad a alguien, le llamaban «periodista».