Del Blog de Santiago González
Después del infame trago que el doctor Sánchez hizo apurar al Rey y a los jueces en la entrega de despachos en Barcelona, el presidente ha querido arreglar el disparate al organizar un viaje conjunto, en el que le da al jefe del Estado la oportunidad que le había negado dos semanas antes, acompañando a Su Persona a la feria BCN New Economic Week. El doctor Plagio podría haber invitado a los nuevos jueces, con el fin de que el Rey les entregase los despachos al tiempo que los premios a los empresarios, pero a Iván Redondo le da de sí lo que le da y raramente se puede estar en todo.
Solo a este par de botarates podía ocurrírsele la performance, que no ha sido precedida por una explicación inteligible de las razones que motivaron el veto. Todas las razones que dieron son imposibles o contradictorias entre sí. Grande la vice Calvo, al calificar el veto de “decisión muy bien tomada” por tres veces y el ministro de Justicia, que hizo otro tanto un sola vez y negó que hubiese veto por presupuestos, dando a entender razones de seguridad en un primer momento: “La mayor responsabilidad del Gobierno es proteger a las instituciones”. Alguien debió de explicarle que un Estado no puede declararse incapaz de mantener la seguridad al Jefe (salvo en el acto de su disolución) y no fue Marlasca porque estaba de acuerdo con él, así que dio otra explicación: era por la convivencia. Al pobre Campo le duran menos las explicaciones que a Ábalos sus versiones sobre Delcy. Ya era una estupidez afirmar que la visita del Jefe del Estado a una parte del territorio nacional pone en peligro la convivencia. Tendría que explicar por qué dos semanas después la convivencia ya no corre peligro. Es que le protege Sánchez y si no, el ministro delegado de Garzón para las cosas de Justicia, que afirmó estar dispuesto a dar por el Rey “hasta la última gota de mi sangre”. Qué estupidez, quién la iba a querer, aunque debería desconfiar, mi señor Campo, de algunos de sus socios que han vivido muchos años cobrándose en esa especie las deudas de sus adversarios.
El Gobierno sin cabeza de la Generalidad,-en rigor, cabeza no ha tenido nunca-, ya ha declarado el boicot a la visita del Rey a pesar de su padrino. No asistirá Pere Aragonès, tampoco la dirigente de JxCat, Meritxell Budó, Budó Budía, aún más incapaz que la Meritxell que Sánchez ha puesto a presidir el Congreso, ha dicho lo que espera de Felipe VI: “Lo único que esperamos del Rey de los españoles es que pida perdón por el discurso partidario e incendiario del 3-O”. Y por ende de los catalanes, debió añadir por dos razones: porque Cataluña es parte de España y porque es una de las partes que con más ardor votó que la forma política del estado Español es la Monarquía Parlamentaria, un 90,5%. Debe recordarse que en el Estatuto de 2006, votó afirmativamente el 73%, pero que la participación fue inferior a la mitad (el 48,85% del censo). Tampoco acudirá Lombroso Torrent, ni Ada Colau, ni Pisarello, gente a la que no echarían de menos ni en sus casas. El doctor Sánchez aprovecha para salir como hizo en la Toja hace cuatro días. Hace bien porque en Madrid está confinado. No puede salir sin bronca. Con razón.