HACE algunos años, en los albores de mi blog, un espontáneo cuya identidad nunca llegué a conocer y que firmaba como Anaxágoras hizo una reflexión tan sucinta como jugosa: «Si me engañas una vez, la culpa es tuya; si me engañas dos veces, la culpa es mía; si me engañas tres, la culpa es del PP».
En eso estamos todavía y hace ya más de diez años. ‘Put the blame on Mame’, o sea, a la derecha, la culpa fue del chachachá. La izquierda no solo está libre de culpa sobre sus acciones, sino que tiene garantizada la bondad de todas sus intenciones. Vean, si no, el mensaje de Tito Álvarez, portavoz de Élite Taxi Barcelona: «Cómo puede ser que un ministro de izquierdas, y gay, mande a la policía a reprimir al pueblo. Mandan a unos trabajadores a reprimir a otros trabajadores». El PSOE, esa implacable máquina de infundios, arremetió contra Tito: «Vergonzoso escuchar declaraciones tan desagradables y retrógradas para criticar a un miembro del Gobierno. Todo nuestro apoyo a Marlaska y nuestra condena y rechazo a tan repulsivas palabras y a cualquier tipo de discriminación por orientación sexual».
Tito Álvarez se quejó: «Nada tengo contra el colectivo de gays y lesbianas, al contrario». Le sobraba la razón. Él cree que ser gay es guay y que las personas de orientación sexual alternativa son incompatibles con la violencia. El hombre no conoce la biografía de John Wayne Gacy, el payaso asesino, que violó y asesinó a 33 hombres jóvenes, ni la pederastia en la antigua Grecia. Pero lo del PSOE, vamos anda, ni una sola palabra sobre la seca descalificación de la ministra de Justicia para criticar a quien habría de ser otro miembro del Gobierno con un policía mafioso: «Ese es maricón».
Tito Álvarez debería mosquearse por haber recibido un trato solo adecuado para alguien de derechas, a quien se le puede imputar con toda tranquilidad dipsomanía. La portavoz adjunta del PSOE en el Congreso, Sofía Hernanz, preguntada por el uso inmoderado del Falcon por el doctor Calamidad, dijo que lo usaba igual que Rajoy, salvo que este viajaba «con avituallamiento extra de vino y whisky». Sofía es como la titular, Adriana Lastra, pero un poco más zafia. ¿De dónde saca Sánchez a estas ‘chonis’? ¿Quién las enseña a rebuznar así?