¿Cómo se cultivará el sentimiento de los escolares catalanes que no hayan desarrollado la pertenencia en grado suficiente? ¿La poda, para que rebrote con fuerza? La pertenencia es una relación transitiva: todos pertenecéis a Cataluña, Cataluña pertenece al tripartito.
Decía el Estatut en su preámbulo que el Parlamento catalán, recogiendo el sentir de la sociedad catalana, había definido a Cataluña de forma «ampliamente mayoritaria» como nación. Si los estatuyentes hubieran estado más por la precisión, habrían escrito que el Parlament, apoyándose en un sentir minoritario de la sociedad catalana, había definido por mayoría de sus miembros a Cataluña como nación. O haber explicado abiertamente que la amplia mayoría de los parlamentarios no representan adecuadamente a sus votantes.
Todo el mundo sabe que el Estatut votado en 2006 no lo fue mayoritariamente. Sólo el 49,41% de los catalanes se acercaron a las urnas. El 73,9% de quienes lo hicieron votaron la paradoja descrita en el párrafo anterior. Eran el 36,51% de los catalanes, un poco más de la tercera parte. Suficiente para aprobar el texto, pero hay que violentar algo más que la Constitución para poder considerar a eso una amplia mayoría. Por ejemplo, las matemáticas. También el diccionario.
El resultado es la expresión más vigorosa del surrealismo español, un anacoluto de 223 artículos, 15 disposiciones adicionales, dos transitorias, una derogatoria y cuatro finales, en parte porque no podían conformarse con menos artículos que la Constitución española (169); en parte, porque la paranoia habita en grandes palacios barrocos, tal como dijo sagazmente Julia Kristeva.
Aquellos polvos, con perdón, han dejado como la última de sus incongruencias ese proyecto de Ley de Educación de Cataluña. Aun a falta de que alguna enmienda de última hora de ERC cambie el nombre por el de Ley de Educación de la Nación Catalana (yo mismo me avergüenzo por dar tantas ideas), el proyecto define con minuciosidad extrema los principios que han de regir el sistema educativo catalán. Así, por ejemplo: «El cultivo del sentimiento de pertenencia como miembros de la nación catalana y el respeto a la convivencia». Catalana, hemos de suponer a falta de mayores precisiones en el texto.
Pertenencia es la palabra clave. Lástima que sea tan ancien règime. Lástima que el PSC haya hecho posible lo que CiU ni siquiera se había atrevido a soñar en sus 23 años. Pertenencia es un concepto que tiene en el DRAE seis acepciones, cinco de las cuales se refieren a cosas. La única compatible con la persona no lo es con la condición de ciudadano, que requiere la autonomía del individuo. ¿Cómo se cultivará el sentimiento de los escolares que no hayan desarrollado la pertenencia en grado suficiente? ¿La poda, para que rebrote con fuerza? La pertenencia es una relación transitiva: todos pertenecéis a Cataluña, Cataluña pertenece al tripartito.
El Govern, y muy especialmente su president, se reconocen hoy en la herencia de Lluís Companys, mucho más que en quienes deberían ser sus precedentes naturales. Contaba Azaña su consternada charla con el socialista Negrín, presidente del Consejo de Ministros, sobre Companys: «La defección de Cataluña se ha hecho palpable.Los abusos, rapacerías, locuras y fracasos de la Generalidad y consortes, aunque no en todos sus detalles de insolencia, han pasado al dominio público». (Diarios, 29 de julio de 1937). Y así, más o menos, desde entonces.
Santiago González, EL MUNDO, 20/3/2009